Autor: Míriam Clotet

  • Mar-ina en el país de las Mar-avillas

    Mar-ina en el país de las Mar-avillas

    ¿Sabéis la cantidad de peces de proximidad de los que disponemos y de los que desconocemos los nombres? Alicia buscaba un conejo blanco en un bosque, nuestra protagonista busca peces en el mar, quizás no resultan tan diferentes estas dos historias.

    Muy probablemente, esta fue una de las preguntas que empezó a hacerse Marina Monsonís, cuando hace diez años empezó a ser consciente de la desconexión de la gente y su entorno. La Barceloneta se estaba convirtiendo en un barrio que estaba perdiendo sus raíces. El mar, un telón de fondo pero sin contenido de futuro.

    Marina Graffiti y sus Graffiti Receptes

    El primer graffiti que hizo fue en Baltimore (Estados Unidos) hacía el 2008. En un barrio muy afectado por un proceso de gentrificación muy agresivo, un grupo decidió ocupar un terreno urbano en desuso y lo convirtieron en huerto, lo bautizaron cómo Participation Park. Marina quería colaborar con ellos, aportar un pequeño grano de arena. ¿De qué manera podía hacerlo? Decidió entonces, plasmar en una de las paredes una receta de gazpacho, relacionando las verduras que crecían en el huerto con el entorno. En ese preciso instante nacían, de manera natural, los Graffiti Receptes, pero sólo era el principio. Artista visual de vocación, aunque no especializada en la pintura ni en el graffiti, visualizó en esta técnica dos aspectos interesantes que le servían para comunicar. Por un lado era una técnica que permitía involucrar a los jóvenes y por otro lado era una manifestación artística con gran visibilidad.

    En Barcelona, un graffiti realizado por alumnos de la escuela Salvat Papaseït, fue el pistoletazo de salida en la ciudad condal. El dibujo era una receta de Chacho, una receta de barca, de rancho, de supervivencia. Alquimia de la pura. Buscaba un proyecto que generara alianzas, que fuera compartido, colectivo. Dos objetivos la acechaban: conectar personas, experiencias y a la vez que esta conexión provocara una reflexión sobre la sociedad, la política y la interconexión de ambos conceptos. Casi nada, ¿verdad?

    Cuéntame tu receta, yo dibujo tu historia.

    Cuándo Marina se ubica definitivamente en la Barceloneta, esas pequeñas obras de arte que ocupan espacios casi de manera espontánea, no son suficientes.  Su idea se amplia y, a parte de sus murales foodies, en su cabeza empieza a dibujarse un plan. Volcar la esencia que esconde en su imaginario, empieza a convertirse como un proyecto mucho más ambicioso.

    Podía haberlo enfocado de mil maneras, pero procedía de una cuarta generación vinculada con el mundo del mar de la Barceloneta. El comedor del sindicato de estibadores y estibadoras de Barcelona, uno de sus paisajes habituales. Ubicado cerca de la escuela del mar de la Barceloneta, bombardeada en el 1938, se convirtió en el decorado perfecto. Su telón de fondo la cocina y su attrezzo la reivindicación. Surge aquí la necesidad de explicar todo aquello que sus abuelos y abuelas cocinaron, defender las recetas de barca que los habían hecho felices y recuperar de este modo la conexión. Rediseñar el lugar, convertir en pedagogía la vida que allí había pasado, y que el eje central fueran los fogones, era de lógica pura.

    ¿Y que es aquello que casi todas las casas comparten en sus memorias? Un libro de recetas de las bisabuelas. Necesitaba recopilar todas aquellas fórmulas, que explicaran la vida de la gente del barrio des de los años 30 hasta la actualidad.

    Se trataba de convertir en un formato tangible y transportable, su proyecto de recuperación a través de las ilustraciones. Pero no se trataba de un libro convencional, en su mente el libro tenía vida. Narraría la supervivencia de aquellas personas en imágenes que hacen aparecer de manera sensata y lúcida a Clara Boserman.

     

    Míriam Clotet

    Nacimiento de los relatogramas

    Podemos decir que lo de Carla y Marina fue un flechazo ilustrado absoluto, y la verdad no es de extrañar. Carla participó en una cena de Marina y ese día empezó su primera ilustración. Marina visualizó en ese momento el formato final de su proyecto: contar lo que sucedía mientras sus personajes cocinaban. Carla se define como una relatora gráfica. Su intención se basaba en desgranar la sociedad y lo que en ella sucedía, a través de sus relatos gráficos. Se dieron cuenta que la gente se sentía un poco violenta o tímida cuándo sus preguntas se acompañaban de cámaras, grabadoras y otras tecnologías, pero sin embargo se sentían completamente libres si sólo se les seguía con un cuaderno.

    “Las relaciones siempre se basan en una memoria oral, en una geografía crítica radical, el diseño y el arte basados en el lugar”, dice Marina

    Carla había desarrollado la técnica del “Relatograma” años atrás. Era una técnica que trataba de sintetizar  una historia a través de textos y dibujos. En el caso concreto de Marina, primero llegaron las ilustraciones de las recetas de su padre, y luego otros elegidos del barrio con conexión directa a su biografía. Siempre con una intención latente: recuperar la memoria gastronómica que se estaba perdiendo y hacer una exposición fiel de la sociedad.  El cuaderno se había convertido en una palabra secreta para entrar en las cocinas. El relato visual transforma una receta en una historia no lineal que explica las situaciones políticas y sociales. Resulta más fácil hablar delante de un retrato culinario, los conflictos políticos se convierten en algo más llevadero, los problemas sociales parecen ver algo de luz al final del túnel ¿o no habéis arreglado (o intentado) medio mundo en una sobremesa un sábado con amigos?

    “Las relaciones siempre se basan en una memoria oral, en una geografía crítica radical, el diseño y el arte basados en el lugar”, dice Marina. Siempre con la intención de crear un proceso de comprender un lugar y generar alianzas en el territorio. ¿Y cómo bautizamos a este concepto?  La idea es que el libro tenga 20 recetas,  equivalentes a 20 historias diferentes. 20 personajes que ofrecerán 20 visiones del mundo a través de la cocina. El primero lo hicieron en el 2015 y para finalizar, sólo les quedan tres. Los temas restantes son: el Somorrostro, los pisos turísticos y la actual cofradía de pescadores. Su publicación está prevista entre el 2019/2020, y aunque su ritmo pueda parecer lento, Marina confiesa que cuando se entrevista con alguien pretende que sea lo más natural posible. No fuerza nunca una situación, la espontaneidad es la base de su proyecto y a veces esto no sucede cuando tienes un tiempo establecido. Por eso prefiere ser cauta, avanzar en equilibrio con los demás, no tiene ninguna prisa. Cuándo las cosas fluyen, las historias se ponen por si solas en su lugar, y todo adquiere la dimensión correcta en el momento exacto.

    Míriam Clotet

    La financiación de este proyecto lo realiza a base de eventos que produce en diferentes lugares, uno de ellos es el comedor del sindicatos de estibadores dónde yo la conocí. Realiza cenas de rancho, recetas de barca, de pescadores, recetas con memoria histórica. Busca siempre la receta con más bagaje cultural, y en sus talleres del centro cívico de la Barceloneta, pretende conectar al público más joven con el medio en el cuál habitamos. A través de la cocina ella reaprende continuamente su propia historia y quiere que tú también te impregnes de todo eso.

    ¿Nos hemos olvidado del mar? ¿O es el mar que se ha olvidado de nosotros?

    Para ella, uno de los problemas que vive la Barceloneta es el desplazamiento. Las políticas de la ciudad basadas en las reglas del 92 (las de las Olimpiadas), hoy ya no funcionan. “Nos hemos abierto mucho al mar, pero lo que deberíamos es reconectarnos, que el mar nos nutra y viceversa. Tenemos que ser capaces de aprovechar todos los conocimientos que tenemos. Volver a pensar en esos oficios históricos, pero que a base de innovación y aplicar nuevas tecnologías podríamos y deberíamos hacerlos crecer. Siempre con un sentimiento latente: el MAR como EJE VERTEBRADOR. Aprender de lo LOCAL y convertirlo en GLOBAL, y viceversa”.

    Su última colaboración, el proyecto La cuina en el MACBA. No hace falta que os diga, que en la primera semana ya se habían agotado las entradas. Su papel activo en diferentes temas sociales con un nexo común, la cocina, hace que también realice diferentes talleres en centros cívicos, participe en charlas y congresos de ecología y soberanía alimentaria. Participa activamente en proyectos pedagógicos, hace residencias artísticas y colaboraciones con La Massana, la BAU, la Universidad de Denver California de verano, etc.

     

    ¿Queréis más?

    Y a los más curiosos, os dedico esta lista de peces de proximidad que Marina compra a los pescadores de la Barceloneta, apuntad: gat, bisu, rata, canana, brótula, sarg, esparrall, malarmat o arnés, viret, pagell, cinta, moixina, etc. Todo esto lo estamos perdiendo por el camino debido a desconocimiento por un lado y a la falta de comercialización por el otro. Recordadlos por favor, de esta manera colaboramos un poco todos al no olvido.

    Y si lo que queréis es aprender a cocinarlos, apuntaros a un curso de Marina, quién casi por arte de magia (e insistencia) se ha convertido en la historiadora gastronómica de la Barceloneta por excelencia.

    Además,  nace “L’Aixeta” una asociación sin ánimo de lucro con el objetivo de fomentar la cultura en el sentido más amplio. Con esta plataforma se pretende facilitar y dar soporte a proyectos artísticos, sociales y culturales para que la conexión con el público sea mucho más directa y productiva.  Su link directo https://graffitireceptes.aixeta.cat/ca, Graffitireceptes compartirá mensualmente recetas, historias, consejos e informaciones sobre la cocina y el pescado de proximidad.

    Entrad en su universo y dejaros llevar por su pasión y convertiros, sin daros cuenta, en un trocito de historia viva de una Barcelona más local (y global a la vez) que nunca.

  • Lagravera y la biodiversidad

    Lagravera y la biodiversidad

    [ms_divider style=»normal» align=»left» width=»100%» margin_top=»30″ margin_bottom=»30″ border_size=»5″ border_color=»#dd3333″ icon=»» class=»» id=»»][/ms_divider]

    [ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]H[/ms_dropcap]ace algunos años, el tema de una cata llamó mi atención, vinos biodinámicos. Por aquel entonces, había escuchado bastante poco sobre lo que hoy resuena en múltiples lugares y es unos de los temas estrella dentro del mundo del vino, pero recuerdo perfectamente que uno de los vinos de la cata era de la bodega Lagravera.

    Ha pasado ya algún tiempo, pero los vinos de este proyecto situado en Alfarrás (Lleida) han ido a apareciendo en algunas cartas de restaurantes con criterio y con gran relación calidad-precio.

    Hace algunas semanas mi amigo Fredi de Vinus & Brindis de la calle Calaf en Barcelona, una tienda con barra de vinos que os va a descubrir un mundo, me dijo: “Tengo algo que te gustará”. Me conoce muy bien y, ante tal  insinuación, sabía que se escondía una verdadera proposición. Así que era inevitable que me pasara a conocer lo que quería que averiguara. No te puedes enfrentar al destino.

    ¿Quiénes somos?

    Si buscáis Lagravera, encontraréis que se definen como una bodega donde fauna, flora, tierra y cosmos trabajan en consonancia, y que nació el 2009. Si lo analizamos parece del todo lógico. Si nuestro proyecto vive de la tierra en la que crece, los animales y plantas forman parte de este ecosistema que, sin darnos cuenta, está totalmente influenciado por el tiempo que haga. ¿Por qué definirnos de una manera tan lógica? Pues porque, como decía uno profesor mío ,“el sentido común es el menos común de los sentidos”, y por esta razón muchos proyectos han perdido esta esencia, estas raíces y la conexión con los elementos más lógicos y necesarios han pasado a un segundo plano.

    Lagravera lleva esto un poco más allá y tiene una línea de mayor producción, pero des del 2012 elaboran una línea más experimental que les permite probar todo aquello que se les pasa por la cabeza o que quieren ver cómo puede evolucionar. Nace así La Pell.

    Lagravera

    ¿Qué queremos?

    Quisieron empezar con tres elaboraciones. Tenían inquietudes, pero eran tan grandes que de tres pasaron rápidamente a elaborar siete. Si las llamara microproducciones, estaría mintiendo, porque de alguna de ellas tan sólo hacen 33 botellas, por lo tanto creo que nos estaríamos moviendo en algo más pequeño que nanoproducciones. La emoción con la que hablan de ellas, te deja claro porqué lo hacen: les hacen ponerse a prueba continuamente, ser más exigentes consigo mismos, pero a la vez tienen una gran recompensa porque son muy agradecidas.

    Sus suelos de rocas, sedimentos de fósiles y algo de arcilla, pero lo más interesante es la vida que se genera en esa tierra. Si hablamos de viticultura, hablaríamos de biodinámicos convencidos, como Sergi comenta y sonríe diciendo que “es de locos, pero está bien”. Se autoabastecen de sus propios preparados y basan siempre su trabajo en la prevención, la fitoterapia como alternativa a unos suelos sanos.

    Tienen clara su filosofía, son del todo o del nada. Ahora mismo en el proyecto cuentan con 20 hectáreas, pero productivas sólo 12,5, lo cual quiere decir que no elaboran vino con todo lo que producen, y que con gran parte de ellas están en pleno estudio de crecimiento y multiplicación. La zona a la que pertenecen, y la denominación que les acoge es la DOP Costers del Segre, una zona vinícola que había contado en el pasado con más de 100.000 hectáreas de las que  ahora apenas quedan poco más de 4.000. Este dato resulta imprescindible en su línea a seguir. Es súper importante conservar lo que queda e intentar que vaya creciendo poco a poco.

    Sergi de Lagravera

    ¿Cómo lo queremos?

    Su obsesión: las viñas viejas e investigar todas aquellas variedades que viven en ellas. Estudiar en profundidad aquellas que son totalmente desconocidas y la muestra más obvia está en los vinos que nos dejaron probar esa noche.

    Hay una pregunta que está en el ambiente, esperando a que alguien la haga y por supuesto sale ¿Por qué La Pell? Evidentemente se escapa una risa, todos esperábamos una respuesta inmediata: porqué nos dejamos la piel (risas y risitas), pero lo que más me interesa es la segunda respuesta, la clave de todo. Dice Sergi, que la viña es tan vieja, tan anciana que el tronco interior está vacío. Como si no hubiera vida, trabajan lentamente sus pequeños brazos dejando que su tronco sólo tenga una pequeña piel.  Esta viña la descubrieron en el 2012, y en su menos de 1 hectárea a 500 metros, encontraron 24 variedades, algunas desconocidas.

    Su idea es investigar cuáles son estas variedades e injertarlas en nuevas viñas para su reproducción. En otras viñas han encontrado hasta 10 variedades, así que tienen trabajo que hacer y por largo tiempo. La microbiología es indispensable para seguir este trabajo. Hay que estudiar a fondo cualquier detalle que afecte a su evolución. Nos sonarán garnacha blanca, xarel.lo, picapoll, macabeo, monastrell, pero habrá otras que nos suenen menos como el trobat, el hebén, el sumoll blanc o la isaga.

    Lagravera

    Déjame probar y seguimos

    Probamos cuatro de sus siete elaboraciones. Normalmente no hago notas de catas de los vinos de los que hablo, prefiero centrarme en el proyecto, pero en esta vez me permito esta licencia, porque son tantas las sensaciones y los matices, que no quiero dejar de verbalizarlos, porque en cierta manera es como volverlos a tener presentes.

    Empezamos con La Pell espumoso, añada 2015. Chispas de cítrico con un ligero toque dulce. Un brioche denso y bien cocido. Mantequilla y manzanilla, pero también melocotón de viña del que acabas de coger del árbol. Carbónico muy integrado, un poco de sidral de limón. Recuerdos de meriendas viendo los dibujos en casa. Una suave fragancia de lemon pie y el recuerdo de la capa crujiente (algo tostada) de la parte superior que estamos deseando romper. Algo de espuma, de mouse cítrico. Pequeñas estrellas de mar en la lengua, subiendo y bajando ligeramente en la boca. Estamos delante de un método tradicional que parece ser un monovarietal de la variedad trobat (o turbat cómo dicen otros). A partir del 2017, la elaboración será ancestral. De esta maravilla hay 358 botellas.

    Lagravera

    Pasamos al Orange 2017, vamos bajando en producción, tan sólo 120 botellas. Encontramos vida en la copa, de manera literal. No sabemos exactamente que tenemos delante, pero nos parece una mezcla entre un zumo de naranja dulce recién exprimido, algo de mermelada de naranja amarga, pero también algún recuerdo de fruta de hueso, algo de albaricoque quizás. Este orange wine, es de sumoll blanc y pasa 5 meses en ánfora, de los cuáles entre uno o uno y medio con sus pieles. Evoluciona a un melocotón algo más dulce y jugoso. En la boca, nada de lo que podíamos esperar, es secante y salino, una auténtica joya marina. Me queda el suave recuerdo de aquellos melocotones de golosina que eran mitad de fresa y mitad de melocotón, lo esperabas dulce, pero al meterlo en la boca, el sidral te dejaba la boca completamente seca y ácida, una sensación de contraste muy definida de la que quieres repetir sin pensarlo demasiado.

    El tercero es el blanco La Pell Saviesa, mezcla de 12 variedades que conviven en la viña. Hay casi de todas menos xarel.lo y garnacha blanca. Me lo acerco, lo huelo y me digo a mi misma: si fueras un postre serias un toffee. Elegante y cálido a la vez, un aroma casi de nata, de caramelo recién tostado. Es un 2013, se divide en tres partes iguales y hace crianza en inox, ánfora y acacia. La versión 2014 tiene 14 variedades, hagan apuestas señores de cuántas podría contener las posteriores. Cómo secreto os contaré que no os dejéis engañar si compráis una botella e indica macabeo, os estoy diciendo la verdad.

    Acabamos con algo tan increíblemente fresco que me río sólo de pensar en la descripción de los vinos tintos que dicen que la estructura y la potencia forman parte de su ADN. Aquí tenemos 10 variedades, pasa 10 meses en ánfora y estamos ubicados en el año 2015. Tenemos delante El Pell negre. Auténtico perfume de flores, un cuenco de moras poco maduras, algo de regaliz rojo, un toque de regaliz negro, fresas del bosque recién cogidas, zarzamora puramente salvaje y un torrente de frescor en la entrada difícil de olvidar. Torrente fresco de un día de lluvia, algo de la tierra mojada que todos esperamos después de un caluroso verano, sensación de espacio sin límites.

    Lagravera

    Sergi nos comenta que al contrario de otros viñedos, en el suyo no hay grandes diferencias entre añadas porque lo más importante es la edad de las viñas. Son tan viejas, que la producción casi siempre es similar, y por supuesto muy poca, así que las condiciones climáticas le afectan lo mínimo en esta diferenciación.

    En 2011 decidieron formar parte de Demeter con toda su línea base, y a partir de la 2015 ya lo son en La Pell. Hablamos de regulaciones, sellos y demás, pero él comenta abiertamente que lo de querer formar parte de la organización es como una exigencia para ellos mismos, saber que tiene a alguien detrás que les vaya diciendo pequeños detalles a mejorar. Me parece una genial autocrítica. Este año, en los Premis Vinari, han sido escogidos como Mejor Proyecto Ecológico 2018, y quizás sólo pueda parecer un título más, pero creo que es la manera de comenzar a sonar en círculos menos expertos, pero consumidores al fin y al cabo.

    Al acabar, nos pregunta cuál nos ha gustado más y que es lo que esperábamos. Hay algunas opiniones dispares, pero todos encajamos un mismo pensamiento. Está claro que si lo que buscan es el equilibrio entre la recuperación de variedades y la elaboración de vinos con personalidad propia, este es el camino a seguir.

  • Vinos, amigos y viceversa

    Vinos, amigos y viceversa

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    [ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]D[/ms_dropcap]icen que quién tiene un amigo, tiene un tesoro y la verdad es que tienen toda la razón. Pero a los amigos hay que cuidarlos, mimarlos, entenderlos y de vez en cuándo también llevarles un poco la contraria. En mi vida me he encontrado gente maravillosa allí adonde he ido, aunque algún que otro elemento cargante también se ha cruzado en mi camino, pero por lo general estoy más que satisfecha con lo que llevo recopilado en la mochila que siempre llevo conmigo.

    En el mundo en general, y en el del vino en particular, me he ido encontrando individuos maravillosos que me han abierto sus puertas, me han llenado las copas y me han hecho sentir parte de su familia. Me dicen algunos amigos que lo que encuentro es debido a la predisposición que tengo. Siempre estoy dispuesta a encontrarme algo bueno en el camino, y creo que en cierto modo, podrían tener razón.

    Dicen que la manera de relacionarnos ha cambiado radicalmente desde hace unos años. La tecnología dicen algunos, los avances dicen otros. Pero en esta crítica, a veces un tanto vacía, llego a una conclusión clara: hay algunos -libres estéis de pecado- que prefieren quedarse en lo superficial. Es una opción está claro, pero a los que quieren buscar la esencia simplemente hay que saber dónde buscarla y cómo encontrarla. Quedarse en la superficie nunca es una opción, hay que indagar un poco más en aquello que nos parece interesante y cuándo menos lo esperas zas, aparece algo maravilloso. Poner excusas, también es algo muy del siglo XXI.

    A quién buen árbol se arrima…

    Me viene también a la memoria otro refrán que dice que a quién buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Así que entre un dicho y otro me encuentro escribiendo sobre amigos y conocidos, sobre conexiones y uniones, y evidentemente sobre vino y elaboraciones. ¿Por qué que hay más puro y fiel que la conversación que se genera con un amigo cuando compartes un vino? Es por ese motivo, que hoy amigo mío, si has compartido alguna copa conmigo en algún lugar, sabrás a qué grupo perteneces.

     

    Y tú, ¿a qué grupo perteneces?

    Sirulta RougeEl amigo jugoso, aquel que se presenta siempre en casa con un Siuralta Rouge de Vins Nus. El proyecto pertenece a Alfredo a Arribas en Siurana, Montsant. Un 90% de garnacha negra y 10% de trepat, aunque supongo que esto varía según la añada. Combinación de sabroso con un toque rústico, sólo para marcar algo más la personalidad, un punto que sobresale entre la jugosa fruta que nos llega desde el primer momento en la nariz. Natural, tranquilo y suculento. Sedoso y fresco, fruta roja crujiente y algo de fruta negra no demasiado madura, casi una sopa de fresas con un ligero toque de grosella negra. Llega sin pretender nada de manera evidente, pero gana terreno a cada paso que da. Se expresa abiertamente en cada frase que dice, no hay ningún filtro en su discurso, viene siempre un poco dispuesto a jugar.

     

    Do Ferreiro Dous FerradosEl amigo cremoso, viene siempre acompañado de un Do Ferreiro Dous Ferrados de Bodegas Gerardo Méndez. 100% Albariño, 100% pura esencia, 100% Rias Baixas. Y entonces vienen los incrédulos que dicen: ¿Un albariño el amigo cremoso? Pues sí señores o ¿no existe un postre que se llama lemon pie? ¿No nos hace salivar de manera inmediata esa suave crema de limón con el toque dulce del merengue? Pues él llega así, ácido, eléctrico, vivo, pero pasando 8 meses en barrica de roble de 500litros que lo hacen adquirir una suavidad extrema y una elegancia inédita. En él encontramos algo tradicional, pero es aquella pequeña pincelada que a veces nos ayuda a situarnos en nuestro origen. Eso no le hace ser ni mucho menos auténtico, encontramos a alguien con una visión de la vida muy amplia, no sé asusta ante cualquier de nuestros problemas, sólo nos pide un poco de tiempo para entendernos mejor. Carismático y casi centenario en su comportamiento, pero sabio, muy sabio.

     

    Las Alegrías Pago Carrascal Al amigo alegre y chisposo, no podía aparecer con otra cosa que no fuera Las Alegrías Pago Carrascal de Alba Viticultores. Esa gracia andaluza, ese que me hace sacar mi acento, herencia de mi abuela paterna. Ese que siempre viene con un humor crispy y que no le importan las etiquetas, viene catalogado como vino de mesa porque se escapa de cualquier regla. Empezarías con él, pero sabes también que acabarías con él. Pero no creas que no tiene personalidad por ser gracioso y chisposo. La tiene y es tan arrolladora que te va a conquistar con su especial gracia. Decían que la palomino fino era una variedad de quilos sin personalidad, y el problema -quizás- es que faltaba la visión de ver más allá de lo superficial. Esos ojos que sólo fisgonean la primera capa ligeramente y miran pero no observan. A todos aquellos que tenéis esos ojos, habéis perdido media vida delante de vosotros. El origen de mi amigo alegre no podía provenir de otro lugar que no fuera una viña que se llamara Las Alegrías. Creo que poco más a añadir.

     

    VitalAl amigo que siempre queremos a nuestro lado, aquel fiel y sensible que se sienta con nosotros en un mal día, en un momento complicado, pero también nos acompaña a bebernos la noche cuando es el momento. Ese amigo siempre llega acompañado de un Vital, un vino elaborado por Carles Llarch -el maestro de las ánforas-, i Josep Queralt, el maestro del sumoll. No hay ninguna bodega oficial que acoja a este pequeño milagro que nace sólo de la amistad. Así que del sentimiento más puro nace algo con una sensibilidad extrema. No busques reglas ni intentes analizarlo, él es así, diferente, algo discreto, algo incomprendido a veces, pero es sin llamar la atención -entre otros-, nuestro mejor amigo. Conseguir esos dos vértices en un espacio-tiempo concreto es casi un pequeño milagro de la naturaleza y nosotros, sin darnos cuenta, lo tenemos al alcance de nuestra mano.

    Y al qué me quiera sorprender…

    Y al amigo que me quiera sorprender, aquel que quiera ponerse a prueba y traerme algo diferente, que me venga y me traiga algo eléctrico y crujiente, fragante y con luz. Que esté vivo, que me traiga recuerdos de la niñez, y algunos de la adolescencia. Que conserve algo de tendencia ancestral, y sea profundo y a la vez loco. Que sea fino, y sea fiel al terreno que lo acoge. Que sea inquieto, y que siempre tenga evolución posible. Y si no sabes de lo que estoy hablando, si todo lo que te digo te suena más bien a chino, búscame y tomamos algo juntos. Después de un rato, lo entenderás todo.
    Por cierto, a parte de las recomendaciones vinícolas, el resto de texto funciona casi igual si cambias la palabra amigos por vinos, así que daros un momento de reflexión, yo ya lo he hecho y aquí estoy.

     

  • No me mientas

    No me mientas

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    [ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]D[/ms_dropcap]espués de pasear por múltiples ferias, hacer diferentes clases con todo tipo de docentes, visitar salones, ir a catas e invertir muchísimo tiempo en conocer, una verdad a veces poco conocida o ligeramente escondida, me pasa que llego al final del partido con la sensación agridulce de que en todos los discursos hay algo que no es cierto. Y no pretendo ofender a nadie, probablemente haya gente que siempre diga la verdad (gracias por existir), pero cuando escribo, hago balance y una especie de mediana aritmética (ficticia, claro está) me hace caer en la cuenta de que la balanza acaba inclinándose hacia un lugar que no me gusta ver.
    Todos hemos escuchado hablar de las múltiples clasificaciones vinícolas que existen, y también de las múltiples no clasificaciones que existen. De lo que se permite hacer y de lo que no se permite, de lo que está reglado y de lo que no lo está, de las producciones permitidas y de los límites que no podemos exceder, de la pluviometría baja y de la irrigación constante, de las famosas levaduras seleccionadas y de los pies de cuba, de los fungicidas, herbicidas y de los no fungicidas y no herbicidas.
    Todo en un ring de boxeo perfectamente “maqueado” en cuatro paredes, una realidad a veces fingida o no, de un mundo ideal. Pero señores, este mundo no es perfecto, que lo sabemos y nos encanta que no lo sea. De hecho nos enamoramos sin querer de la imperfección porque nos atrae tanto como algo imposible. Nos enamoramos de aquellas historias que dibujan un final difuso que no sabemos a dónde va.


    ¿Y qué es lo que buscamos incesantemente la mayoría de humanos? Te dediques a lo que te dediques, no importa. Que no te mientan, intentar ser consecuente con todo lo que haces, buscar e intentar conseguir el equilibrio, no maquillar tus acciones para parecer que son mejores de lo que son. Si metes la pata pues lo dices, con delicadeza si te parece, pero lo dices. Interpreta tu vida como te apetece interpretarla, no busques imágenes perfectas de una realidad que no existe. Un sarmiento es bonito salvaje, así sin control ninguno, pero si decides controlarlo no pasa nada, también es lícito hacerlo.
    Humanizamos nuestros argumentos, cuando en realidad es suficiente con saber explicar la luz que hay en el viñedo, como es la tierra que lo contiene y como eres de feliz cuidándola. Explícame la vida que hay en tu suelo, qué animales viven y sobreviven en tu terreno, dibújame el baile interior de las raíces de tus plantas. Muéstrame como desaprender lo que me parece que ya he aprendido y que me ha condicionado cuando vuelvo a encontrarte. Explícame como respira tu tierra, cuando haces las tareas y el por qué. Déjame que me conecte contigo.
    Y me paro delante de las cepas, respiro ese aire fresco que todavía tiene un poco de azufre, pero que soy consciente que lo tiene, toco esa tierra un poco mojada en la que sé que se han plantado leguminosas porque me lo has dicho, y me pregunto ¿no sería más fácil decir siempre la verdad y que luego cada uno decidiera qué camino quieres seguir?
    Y no te digo nada nuevo, sino que recupero lo de siempre, una vez más volviendo al más humilde origen. Así que te miro (de nuevo) a los ojos (no sé hacerlo de otro modo) y te digo ¿por qué no dejas de mentirme y haces con tu verdad que me enamore de ti sin vuelta atrás?

  • Monocrom

    Monocrom

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    [ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]U[/ms_dropcap]n nombre, un lugar, una familia.

    -Estamos a dos semanas de la obertura y no tenemos nombre.
    -Tus propuestas no me gustan, y las mías a ti tampoco.
    -La verdad es que lo veo un poco negro…
    -Negro, negro…un único color ¿Por qué no le llamamos Monocrom?

    Y ya hace dos años, que Monocrom abrió por primera vez la persiana. El 1 de julio del 2016, la puerta blanca abría dando vida a un proyecto vinícola y gastronómico en la plaza Cardona del barrio de Sant Gervasi, en Barcelona.
    Dos hermanos que deciden arrancar un plan juntos, y dedicarse a lo que más les gusta: el comer y el beber. Xavi cumplirá 40 años y Janina 36, aparte de hermanos son muy amigos. Los dos me lo han dicho por separado sin escucharse el uno al otro. Me queda muy claro porque veo con mis propios ojos que se entienden a la perfección. Está claro, están en su mejor momento. Los dos tienen su espacio, discuten miles de cosas, pero no hay lugar para la confrontación, porque cada uno sabe cuál es su parcela, aunque al final siempre tomen las decisiones conjuntamente.
    Es la primera vez que trabajan codo a codo, pero han aprendido a hacer lo que más les gusta unidos desde que eran pequeños. Son de Vilanova y la Geltrú, vienen de una familia de pescadores, conocen el producto a la perfección y saben con exactitud lo que quieren. Me gusta la gente con las ideas claras y ellos las tienen.

    El punto de partida y el futuro

    Xavi hace 8 años que está dentro del sector, en su anterior vida (por decirlo de algún modo) había trabajado en el ramo inmobiliario, pero no era del todo feliz, porque creía que no era consecuente con lo que hacía. Decidió entonces empezar a estudiar sommelier, y como su hermana ya hacía años que trabajaba en sala, porque había estudiado hostelería, la animó para hacerlo juntos. Así que, como buenos hermanos, decidieron formarse juntos. Poco a poco, el camino se iba forjando.
    Xavi se encontró hace 7 años con Joan València, y le encantó la idea de formar parte del equipo. Janina nunca había dejado de trabajar en sala (Moo, Lluçanès, etc), diferentes proyectos, todos de mucho nivel. Su último trabajo antes de Monocrom, fue Coure, donde formó parte, durante 8 años, del equipo de Albert Ventura.
    Llegados a este punto, momento vital en que te planteas cómo quieres avanzar, esa idea que siempre te baila en la cabeza pero necesitas realizarla. La lógica de abrir su propio espacio era evidente, era su momento. Tenían la gastronomía en su ADN y el vino en sus venas, por lo tanto la lógica era ya aplastante. Pero llega ese momento en que te preguntas ¿Y ahora, dónde abrimos? Se consideran un poco outsiders, en el sentido positivo de la palabra. En este mundo, si no tienes personalidad y un poco claro el camino, te acabas difundiendo en el grupo de moda. Sant Gervasi era un buen lugar, diferentes cosas coincidían y su pequeña terraza de 4 mesas, fue el punto final para decidirse.

    ¿Qué es Monocrom?

    Pueden ir con paso más lento, pero van sobre seguro, y no hablo de comodidad, hablo de saber cuándo haces lo que sientes y cómo hacerlo. Antes de arrancar, viajaron por algunas ciudades, visitando aquellos wine bars que pensaban que podían encajar en su filosofía. Observar, aprender y avanzar, y repetir una y otra vez.
    Tienen un público fiel, se nota muy fácilmente cuando miras a las mesas. Hay gente que repite incluso en la misma semana, algo querrá decir. Su propuesta: explicar la historia que hay detrás de cada producto, saber la procedencia, conocer el origen y ser fieles a lo que les gustaría encontrar si estuvieran al otro lado. La gente escucha atenta las explicaciones de los vinos que tienen en su carta, les hacen abrir un poco la mente, prepararlos para algo nuevo (o quizás no), pero siempre desde la humildad. Hablamos de romper esa barrera invisible que algunos han creado entre un lado y el otro de la mesa. Ese papel (mal jugado) en el que algunos han querido demostrar que sabían más, cuando en realidad el comensal sólo quiere que le enseñes cosas y disfrutar de este momento. Los dos forman parte de ese juego, unos vienen a que les enseñes lo que tú conoces y los otros quieren sentirse felices mientras lo hacen. Los dos salen ganando.

    Sus reglas: calidad, profesionalidad y humildad

    La primera vez que fui a Monocrom, hacía tan sólo dos semanas que habían abierto, lo comento con Janina y me alucina que se acuerde de la mesa dónde me senté (yo también lo recuerdo perfectamente).
    Para mí, hay algunas cosas que lo identifican y me hacen tenerlo siempre en mente: carta de platos corta, concisa, una hoja en blanco con letras negras, lo mismo para la carta de vinos. La originalidad no está en el diseño, está en el contenido, y eso es lo que más me alucina.
    Quieren una carta fácil de cambiar, que puedan ir actualizando con las múltiples incorporaciones que vienen y van: añadas que entran, añadas que se acaban, producciones limitadas, etc. Quieren que toques la carta, que juegues con ella, que si la ensucias no pase nada, como invitado formas parte de ese entretenimiento. Se han acabado los clasicismos, dejemos de hablar de conceptos vacíos, hablemos de su origen, de su historia, de lo que los diferencia.

    Si te sirvo un vino, o una verdura, o una carne y no te explico la procedencia, esto se está perdiendo en el camino, y esto también forma parte de nuestro compromiso. Es absurdo que perdamos el sentido del porqué estamos aquí y en este preciso momento

    Los dos coinciden en esta filosofía.

    Alejarnos de eso que un día nos hizo sentirnos libres, cuando en realidad no estaba encorsetando. ¿Un vino para una ocasión especial? Hay una ocasión para cada vino, y cada momento es especial, sólo tenemos que re-aprender que tenemos que saber disfrutar en cada momento. Sólo buscando un único ritual: compartir para disfrutar.
    En cocina ya hace un año que tiene el mismo equipo, y eso se nota. Energía de 25 años, con una profesionalidad brutal.

    Me dice Janina que:

    Al principio te parece tener muchas cosas claras, parece que sabes perfectamente todo lo que quieres hacer, pero llega el día a día y tu visión se vuelve algo surrealista. Tienes que adaptarte, ver cómo funciona de verdad, aplicar cambios que no habías tenido en cuenta, etc. –

    En realidad la vida es esto, lo que imaginas que pasará y lo que luego en realidad pasa, pero no está mal del todo, el rodaje es parte del juego, todo va poniéndose poco a poco en su lugar. Hay que trabajar los músculos de fondo, la resistencia, para que lo que se vaya construyendo encima, tenga una base sólida.
    Lo tienen claro, igual que creen que de cara a cara, de tú a tú, es la mejor manera de entenderse. Conectar es el punto de partida, sorprenderte su meta, que disfrutes y repitas su último propósito.
    Doy un último vistazo a cada rincón, la librería que sale en la mayoría de fotos de las redes sociales (la #winelibrary la llaman), la luz tenue, la decoración discreta, y finalmente acabo con la mirada en ellos dos, que están sentados en la barra mientras acabamos de hablar. Y entonces me doy cuenta, que ya lo he dicho todo cuando en realidad no he dicho nada, simplemente que son fieles a un único color –Monocrom-, al color blanco porque es en realidad la suma de todos los colores.

  • En búsqueda de la malvasía roja

    En búsqueda de la malvasía roja

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    Foto de cabecera: Llibert Teixidó

    Las casualidades siempre existen

    [ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]M[/ms_dropcap]e fijo en su etiqueta, y en su nombre, en sus colores y en su composición. El diseño deja el nombre muy evidente: Tardatio.

    -¿Y qué significa la etiqueta? – pregunto.

    -Si te fijas bien, la etiqueta está compuesta por cuatro partes, una circunferencia que dibuja cuatro cuadrantes. Estas partes simulan las estaciones, por todos los momentos que pasa la viña, que en realidad, es lo más importante del proyecto.

    Me crucé por casualidad con el Tardatio, un día de camino a casa. Pasaba por La Vinícola, una tienda especializada en vinos de Barcelona, y Víctor me habló del proyecto. Jordi Raventós era el viticultor y desde hacía algún tiempo estaba trabajando exclusivamente en su viña, su variedad más representativa: la malvasía.

    No tuve más remedio que seguir dos pasos obvios después de la conversación: primero comprar una botella de esa malvasía de Sitges que prometía ser fresca y conservar la esencia de la variedad, y en segundo lugar conocer el proyecto que se basaba en la recuperación de una variedad de la que no había oído hablar: la malvasía roja.

    Lluvia, fango y viña

    Un domingo, me dirigí a visitar el proyecto. Antes de salir pensábamos que no sería posible porque creo que nunca he visto llover tanto en tan poco tiempo. La llegada al lugar, una montaña rusa de un parque acuático, y aunque generalmente siempre me pierdo, aquella vez parecía que seguir el cauce del aguacero nos estaba llevando a buen puerto.

    Justo aparcando, cogí el móvil. Tenía un mensaje de Jordi que decía “¡Si no habéis salido, coged un par de botas porque hay mucho fango!”. Leo el mensaje tarde, pero soy precavida, llevo las botas conmigo.

    He hablado bastante con Jordi antes de la visita, le he explicado un poco lo que me gustaría que habláramos, nos hemos enviado múltiples whatsapp, y entre los últimos un pequeño vídeo dónde enseñaba cómo injertar a sus sobrinos, un momento adorable. Es una gran parte del trabajo que está realizando, multiplicar las variedades que quiere elaborar a través del reinjerto.

    [ms_video mp4_url=»https://www.foodundercover.us/wp-content/uploads/2018/05/VID-20180501-WA0035.mp4″ ogv_url=»» webm_url=»» poster=»» width=»40%» height=»40%» mute=»no» autoplay=»no» loop=»no» controls=»yes» class=»» id=»»][/ms_video]

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    Encajar agendas ha sido muy complicado, finalmente nos encontramos en domingo. Me comenta que trabaja de lunes a sábado, y algunos domingos también, es decir trabaja siempre. Justo ese mismo sábado tenía un curso de apicultura porque le gustaría incorporar las abejas a su proyecto, un paso más en la recuperación integral del terreno.

    Llegamos muy temprano  y Jordi nos sonríe:

    -Os he preparado el desayuno, pero tendréis que disculparme. Mis sobrinos todavía están desayunando.

    Estoy contenta, van a estar con nosotros los dos pequeños injertadores.

    Dónde nos reunimos es la casa de sus padres, es la finca que está justo al lado de las viñas. La construcción de la bodega está en proceso, de momento vinifica en una bodega vecina, así que ya nos avisa, “lo que vais a ver es viña”, y en realidad es lo que más nos gusta. Está preocupado porque no veamos la viña resplandeciente porque sólo hay pequeños brotes, pero le digo que no se preocupe, la época de descanso, el invierno, es también una época genial para pisar el terreno. El silencio, el brote de las primeras hojas me emociona especialmente, y creo que va a ser un día de esos.

    Clos, guarà y malvasias

    Mientras desayunamos, y esperamos a que pare de llover un poco, nos empieza a explicar el proyecto. Clos dels Guarans nace como su proyecto personal después de haber trabajado en otros, con alto nivel de exigencia y responsabilidad. Repartir su energía no le hacía feliz del todo, porque creía que él debía seguir su propio camino, trabajar con las variedades en las que creía y apostar por lo más sincero, volver a su origen y a lo que le enseñó su abuelo. La generación de su padre, generación de los 60, fue aquella que quedó en el Penedés un poco desarraigada de la elaboración del vino. El trabajo mal pagado y la compra-venta de uva para que grandes elaboradores hicieran sus vinos, hicieron que muchos de ellos buscaran otro oficio, y es el caso del padre de Jordi.

    Él, por el contrario, pertenece a esa generación joven que durante los últimos años han ido rehaciendo el Penedés. Dando especial énfasis a mostrar la cara más sensible de la zona. Tiene 29 años, pero se dedica desde los 18 a la viticultura. Su proyecto se está gestando desde el 2009 y ahora saca al mercado su segunda añada. Ha pasado de hacer 450.000 botellas al día para otros, a hacer en total menos de 5.000 para él, un cambio notable. La malvasia de Sitges la acabó de plantar en el 2011 y la malvasia roja la ha acabado de plantar este año. Ahora tiene 50%, más o menos, de cada variedad, pero su idea, y después de ver los resultados de la roja será reinjertar en esta, toda su viña. Esto nos muestra que la aventura sólo acaba de empezar.

    Sus viñas están ubicadas en el Massís del Garraf (Penedès), Clos dels Guarans pretende ser lo más fiel al terroir. Guarà es una raza autóctona de burros catalanes (de las más grandes a nivel europeo), que hace unos años estuvo a punto de extinguirse. Así que todo va encajando, un proyecto donde todas sus partes van en la línea de la recuperación, mires dónde mires. Tiene 5ha, pero tienen el trabajo de 10, porque lo hace todo él, poda de la primera a la última cepa. Hablamos de los diferentes roles que configuran el mundo vinícola y de cómo muchas veces esa diferenciación ha llevado a un desconocimiento entre partes, que influyen directamente en el resultado. No es lógico que un enólogo no quiera conocer la viña donde nace parte de su trabajo, así como tampoco es lógico que un viticultor desconozca todo lo que se hace dentro de la bodega. Jordi lo tiene claro, tiene todos los conocimientos para cerrar el círculo y formar parte en todo el proceso.

    Ya hace rato que hemos dejado el comedor, y estamos paseando por la viña, nos explica con detalle las variedades, está especialmente interesado en saber la máxima información del origen de cada una de ellas. La investigación es clave para el progreso y la observación también. Laia, su mujer, nos acompaña durante la visita y nos dice lo difícil que le resulta delegar el trabajo:

    -Siempre lo quiere hacer él todo, porque cuando lo hacen los demás siempre le parece que hay pequeños defectos.

    El reconoce abiertamente que es así, pero también es consciente que en esta vida o aprendes a confiar en aquel que te ayudará a crecer o resulta imposible avanzar.

    Nos explica que en realidad,  la malvasía de Sitges viene de Cerdeña, lo que nos lleva a hablar de lo que hoy en día consideramos variedades autóctonas, y discutimos un poco al respecto. La corriente actual de la recuperación muchas veces no tiene una base muy sólida, ya que en algunos casos hay dudas y falta exactitud en el estudio del verdadero origen. Hay una delgada línea entre qué variedades son una mutación de otras y cuáles no. Hubo un tiempo en que se hicieron muchos cruces para crear variedades más fuertes y resistentes, y es muy difícil saber dónde empieza una y acaba otra.

    Jordi recuerda como un día paseando con su abuelo por la viña, le decía que en el Penedés siempre había habido malvasía roja, conviviendo con el xarel·lo vermell y otras variedades que hoy consideramos recuperadas. Dice que en un documento datado del 1970, había leído sobre esta variedad, así que quizás ya existía mucho antes. En la mayoría de casos se habla de extinción de variedades debido a la filoxera. Él sostiene que no fue esta la que acabó con todas las variedades, sino que muchas veces había servido de excusa. Cuando la filoxera arrasó Francia, Cataluña plantó todas aquellas variedades que encajaban para abastecer al mercado, acabando así con algunas pruebas de variedades antiguas.

    Coincidir con la doctora María Francesca Fort Marsal, que trabajaba en la investigación de variedades en la Universidad Rovira i Virgili, le abrió un abanico de posibilidades muy grande. Fue ella la que le ayudó a encontrar la malvasía roja, que viene de Tenerife, lugar que ha conservado muchas variedades históricas. Dio con un viticultor que tenía tres cepas en su viña, allí muy escondidas, le envió un esqueje y el empezó a hacer la multiplicación. De veinte, sobrevivieron diez, y así poco a poco ha configurado las 2,5ha que tiene actualmente. De este pequeño trocito de tierra, saldrán al mercado menos de 800 botellas, pero que le posicionarán en el punto de mira de la curiosidad de muchos.

    Hablando con él, se nota que es una persona muy reflexiva, medita cada paso que da antes de avanzar, sabe que el éxito de ir por el buen camino es ir pisando poco a poco ese mismo camino. Todo tiene un por qué, nada es casual, la recuperación de variedades minoritarias es casi una obsesión.

    También hemos visitado toda la obra que están haciendo para la futura bodega, todo escavado bajo tierra y todo escavado por ellos.

    -Todo el mundo nos decía que estábamos locos.

    Y la verdad, viendo lo que han hecho y el trabajo que les queda, un poco yo también lo pienso, pero como él dice es joven, «con 80 años no podré hacerlo pero ahora tengo las ganas y la fuerza».

    Pero Jordi va mucho más allá de su viña, no nos deja que nos vayamos sin visitar todos los puntos que le enamoran, aquellos lugares donde la vista se pierde en el horizonte y nos hace sentirnos un poco más libres. Tres lugares que para él tienen magia y le hacen sentirse libre. Tranquilo Jordi, tus secretos están a salvo conmigo, si alguien quiere descubrir que lugares son, que te haga una visita.

     

    El futuro, cada vez un cuadrante más cerca

    Y volviendo al inicio, a la etiqueta, que al final es lo que ve el público cuando compra la botella, divido la historia de Jordi en cuatro partes.

    La primera, la que consiste en su llegada al mundo, la que nos habla de cómo su abuelo despertó su curiosidad y le enseñó en parte todo lo que sabe. En muchos momentos ha salido su figura en las conversaciones y me doy cuenta que es muy importante para él.

    El segundo cuadrante, toda su formación, la que le ha llevado al sitio dónde está. Esa formación que le ha hecho trabajar en otros proyectos dejando parte de su conocimiento y esfuerzo en botellas que ha elaborado para otro pero, que le han hecho estar dónde está hoy.

    Ahora mismo se encuentra en su tercer cuadrante, está dibujando su propio círculo, investiga, se equivoca quizás, se vuelve a reinventar, y así un seguido de pruebas y errores que definirán sus vinos y su trayectoria más personal.

    Y por último su cuarta parte, esa cuarta porción que todavía le falta por descubrir, que le hará hacerse un nombre en el futuro y que nos hará hablar de Jordi Raventós, más allá de la variedad que cultive.

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  • No hay peor tonto…

    No hay peor tonto…

    [ms_divider style=»normal» align=»left» width=»100%» margin_top=»30″ margin_bottom=»30″ border_size=»5″ border_color=»#dd3333″ icon=»» class=»» id=»»][/ms_divider]

    [ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]Y[/ms_dropcap]Y ya me lo decía mi madre, desde que era muy pequeña, y reconozco que me hacía especial gracia: “No hay peor tonto que el que no quiere entender”. Es una frase dicha con estima, de alguien que te quiere, de alguien que quiere hacerte ver que hay diferentes posibilidades, que existen otras opciones, y que en esta vida, ver alternativas a todo es la manera indispensable de vivir y convivir. Que no es que tu manera no sea la correcta, sino que existen diferentes maneras de ver las cosas e interpretarlas, y a veces nos limitamos a pensar que la nuestra está por encima de las demás.
    Hoy, mis palabras van dedicadas a todas aquellas personas, a las que les intentas explicar tu punto de vista, tu visión vital, de la manera más sencilla posible y con los máximos argumentos, pero se niegan a creerte. No les vale lo que les digas, ellos tiene su verdad y no hay otra. Teorías estudiadas y precisas que no se pueden modificar, no existe manera viable de cambiar ni un ápice de su pensamiento.

    ¿Y por qué llego a esta conclusión, que hoy pongo al principio, al contrario de lo que hago siempre? Pues porque el otro día, una vez más, en una mesa con amigos, conocidos y compartidos, volvió a surgir esta conversación:

    Una conversación sin fin

    -Este vino no me emociona – dije yo, sin más intención que decir lo que pensaba, lejos de intentar crear polémica (o no).
    -Pero ¿por qué? – contestó alguien. No es necesario que sepáis su nombre, en realidad, no existe.
    -Pues porque no me dice nada, no me mueve nada por dentro – seguí.
    -Tiene un color dorado casi perfecto y es muy brillante – insistía.
    -Sí muy brillante, totalmente limpio y brillante.
    -No presenta precipitaciones y su lágrima es lenta y elegante.
    -Elegante lo es, con caída casi de sinfonía de Bach.
    -Tiene aromas frutales y florales, muy específicos de la variedad, una tipicidad muy marcada.
    -Perfecta harmonía entre aromas en el varietal, totalmente de acuerdo.
    -Y tiene muy integrados los matices terciarios
    -Nada que objetar, muy integrados
    -Y tiene estructura…
    -Correcto.
    -Y es largo.
    -También lo es.
    -El retrogusto a café tostado es increíble.
    -Toda la razón, además soy gran bebedora de café y sé de lo que hablas.
    -Y podrías pasarte una sobremesa bebiendo y contando historias con él.
    -Probablemente sí.
    -Entonces ¿dónde está el problema?

    Dónde está el problema y cuál es esa posible solución

    Y el problema, en realidad, no existe. No hay tal problema. El hecho es querer entender un vino solamente desde su perfección. Es totalmente lícito, puntuar el equilibrio global, cuando valoramos un vino a nivel profesional, en un panel de cata o debemos otorgar una puntuación objetiva. Es indispensable actuar de este modo para que otra persona entienda, sin probar el vino, lo que va a encontrar cuando abra la botella en casa una vez la haya comprado.

    Pero ¡ay! amigo mío, ¿qué hay de todo eso que se mueve dentro cuándo probamos algo que no esperamos? (Ya sea un vino, ya sea un plato o ya sea lo que mon dieu quiere que sea). ¿Qué hay de ese subidón, juraría que compuesto por oxitocinas, que nos remueve todo por dentro? Eso que llega lejos, que te hace abrir más los ojos, te hace despejar voluntariamente las fosas nasales y entonces en la boca una cascada de sabores.
    Aquello auténtico que parece que te acaricia la lengua sin darte ni cuenta, te muestra una textura que ni tan solo sabías que existía. Al pasar te parece largo, pero de un largo casi infinito, y en este justo instante, solo en este, te hace cerrar los ojos y abandonarte a darte cuenta, que algo te acaba de tocar el alma o el aura, tú mismo puedes elegir.

    Sólo reacciones psicolofisiológicas

    Así que hoy mis palabras van dedicadas a todos aquellos que se empeñan en convencerme de que un vino perfecto y en completo equilibrio, tiene que gustarme, cuando no (siempre) me pasa. Y también a todos aquellos que simplifican lo que es un vino con términos técnicos, totalmente necesarios en algunas ocasiones, pero que a menudo nos nublan lo que sentimos por dentro cuando probamos algo, que sí, puede sonar romántico, pero nos EMOCIONA más allá de su perfecta sintonía.

  • Geometría vínica

    Geometría vínica

    [ms_divider style=»normal» align=»left» width=»100%» margin_top=»30″ margin_bottom=»30″ border_size=»5″ border_color=»#dd3333″ icon=»» class=»» id=»»][/ms_divider]

    [aesop_timeline_stop num=»Fácil de querer» title=»Fácil de querer»]

     

    [ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]Y[/ms_dropcap]a no recuerdo la primera vez que una de estas imágenes, de inigualable belleza, se cruzó en mi camino. Las encontré casi mágicas, sin saber exactamente lo qué eran o lo qué representaban, pero por algún motivo, otro tema ocupó ese lugar y quedaron en el olvido un tiempo. Fue hace casi dos años cuando volvieron a aparecer en la etiqueta de un vino de esos que tocan el alma. Su nombre Ollos de Roque de Fazenda Agrícola Augalevada, liderado por Iago Garrido y Lili, su incondicional soporte (y compañera). Su origen Ribeiro, coupage de variedades que conviven en la viña: godello, treixadura, loureira, lado y algo de albariño. En alguna ficha de cata leí algo como fácil de entender, pero creo que se equivocaron al escribir y querían decir, fácil de querer. Y lo digo conscientemente. Los humanos valoramos por encima de muchas cosas la sinceridad y la honestidad, y bajo esos parámetros solo puedes enamorarte y dejarte llevar. Pues de este modo me enamoré de Iago, de Lili, de su verde gallego intenso, de la lluvia que cubría el balcón dónde probamos sus vinos y de la etiqueta de ese vino, en la que la protagonista era una cristalización sensible.

     

     

     

    [aesop_timeline_stop num=»La belleza de lo geométrico» title=»La belleza de lo geométrico»]

    Según explican aquellos que usan la cristalización sensible, esta es una técnica para estudiar la vitalidad de un alimento, en este caso hablamos de vino, pero podría ser cualquier otro. Permite distinguir su forma de cultivo, manipulación, así como revelarnos información de la tierra en la que se ha cultivado. No siempre, pero en muchos de los análisis realizados, el resultado visible en los casos de practicar agricultura ecológica o biodinámica, expresa una energía superior a la convencional.

    [aesop_character img=»https://www.foodundercover.us/wp-content/uploads/2018/04/ehrenfried-pfeiffer.jpg» name=»Erhenfried Pffeifer» caption=»19 Febrero de 1899 en Munich–30 November de 961 en Spring Valley» align=»left» force_circle=»off» revealfx=»off»]

    Es una técnica que data de entre 1930-1940 y que fue investigada por el doctor Erhenfried Pffeifer, bioquímico alemán, que comprobó que mezclando unas gotas de la sustancia a analizar (tierra, vegetal, etc) con cloruro de cobre (en forma de sal) y agua destilada, el líquido se cristalizaba y formaba una serie de formas que revelaban la vitalidad de la formación. Pffeifer, fue amigo y alumno de Rudolf Steiner, fundador de las bases de la agricultura biodinámica, y se preguntó continuamente si sería posible desarrollar un método que experimentara y permitiera estudiar el mundo de la vida, aquello existente en el mundo físico, etérico o astral.

     

    [aesop_timeline_stop num=»¿En qué consiste la técnica?» title=»¿En qué consiste la técnica?»]

    El análisis consiste en dejar macerar parte de la substancia (o un extracto del tejido) en caso de sólido (en líquido se puede poner directamente) y mezclarla con una solución salina de cloruro de cobre de aproximadamente el 30%. Esta mezcla se deshidrata en una cámara (habitación) totalmente regulada, aislada de cualquier tipo de perturbación mecánica, en donde se mantiene con temperatura y humedad totalmente controlada y estable.

    En estas condiciones, la placa de cristalización se deshidrata y el cloruro de cobre cristaliza, formando un dibujo, que se denomina imagen de cristalización. La disposición geométrica de las moléculas que se solidifican, muestran una imagen de estructuras, las cuáles están en relación directa con las vibraciones, las fuerzas y las energías que han actuado sobre el elemento analizado.

    Según Marie-Françoise Tesson y Magarethe Chapelle, las dos científicas que lideran la investigación en este campo y de las que hablaremos más adelante, la interpretación, de este resultado científicamente, tiene la capacidad de detectar si un producto está sano, si está equilibrado, las condiciones que lo han configurado, etcétera.

     

    [aesop_timeline_stop num=»¿Quién y qué nos dice de nuestro vino?» title=»¿Qué nos dice de nuestro vino?»]

     

    Desde el punto de vista del viticultor, sería posible entonces contrastar la calidad vital de su terreno, conocer cómo pueden envejecer sus vinos dependiendo de ciertos parámetros, cómo han incidido las temperaturas en sus elaboraciones (maceraciones, fermentaciones, etcétera). Aunque es un análisis que se hace a posteriori, su conocimiento permitiría predecir, en cierta manera, el futuro y saber cómo se podría obtener más calidad en las elaboraciones y saber qué condiciones son las óptimas para que el vino se exprese al máximo.

    [quote]Los estudios de Marie-Françoise Tesson demuestran que hay una diferencia muy grande en la forma de los cristales entre los diferentes tipos de agricultura (intensiva y ecológica) [/quote]

    Quién pone nombre a las cristalizaciones del mundo vinícola actual es la enóloga Margarethe Chapelle. Después de estar trabajando en esta técnica, centrada en los vinos, durante 10 años, se considera un referente en estos análisis. Desde su laboratorio, en Puys L’Eveque en Cahors (Francia), dispone de unas instalaciones con las mejores condiciones para trabajar esta vertiente. Su página Oenocristal, es visitada por muchos expertos para recibir asesoramiento. Tal como ella misma comenta, después de 21 años de experiencia en la morfocristalización, le permite establecer un perfil preciso del vino, de la viña y el suelo.

    Pero si hablamos de especialistas en la materia, hay un nombre que no podemo olvidar: Marie-Françoise Tesson. Después de 25 años de experiencia en el campo, es considerada una de las expertas en cristalización sensible vegetal y animal. Sus estudios han perfeccionado el procedimiento y su trabajo demuestra cómo hay una diferencia muy grande entre los diferentes tipos de agricultura (intensiva y ecológica). En una de sus obras publicadas,  Cristaux sensibles,  explica todos los detalles que se pueden observar en esa imagen: textura (en función de las líneas que surjan finas o gruesas), estructura (según la intensificación del centro) y relieve (lo encontramos en la forma de las ramificaciones). Hay 4 figuras tipo: hoja, raíz, flor y fruto. En la cristalización, se forman dos fuerzas predominantes: las que provienen del cosmos (la luz, que no se ve) y las que surgen de la tierra.

     

    [aesop_timeline_stop num=»La cristalización de Ollos de Roque» title=»La cristalización de Ollos de Roque»]

     

     

    Y después de todo esto, ¿qué hacemos con la imagen de Iago? Le escribo y le digo déjame ver la cristalización de tu etiqueta, y sin ningún tapujo me lo envía todo y quiero decir todo y todo: fotos, informes e incluso la factura (la autenticidad de los gallegos me puede). Me explica que decidió hacer la cristalización después de asistir a un curso en Madrid organizado por la Asociación Española de Agricultura Biodinámica. No había nada específico que le moviera a hacerlo, simplemente creía en ello y las circunstancias fueron las idóneas.

    Ha creído y practicado biodinámica desde el principio. Entre colegas, y en broma, le llaman el talibán. Será porque tiene las ideas claras que me gusta tanto. Esta siempre ha sido su filosofía, pero es plenamente consciente que como es él quién hace todo el trabajo, en algunas tareas, las que considera menos importantes, trabaja en luna “pudiente” (es decir cuándo se puede, hay que ser realistas). Las podas y las labras las respeta a raja tabla, pero con los deshojes y las siegas es algo más permisivo. Los preparados los intenta hacer él, y cuando no llega le pide ayuda a David Baixas en Aiguamúrcia (Tarragona). La vendimia también es crucial, pero en Galicia ya se sabe, manda un poco el tiempo.

    Llegó al laboratorio de Margarethe Chapelle a través de la recomendación de Jordi Querol de Dreiskel, y pensó que era una broma cuando le dijeron que el precio era 90€ por análisis. Una pieza tan crucial y que puede aportar tanta información, ¿cómo puede tener un coste tan bajo? Curiosidades de la vida.

    En cuanto al resultado del informe, todo muy acertado: a los vinos les costó de acabar la fermentación, alguno incluso enlazó con la maloláctica, el estudio revelaba que había una parte del viñedo que tenía más insolación que el resto y era totalmente cierto, algo de falta de nitrógeno en el suelo (cosa que está intentando corregir) y que eran vino largos y longevos.

    Es un análisis diferente, no tan cuantitativo, es como ser capaces de observar la realidad desde diferente puntos de vista y hacerlos complementarios.

    Su 2015 ya está en el mercado, y las nuevas añadas tendrán más lado y agudelo que está replantando. Me cuenta como curiosidad que si miro la cristalización del 2014, se revelan dos fuerzas, como si en ella convivieran dos vinos diferentes que se hubieran unido después de tener su propia personalidad. Esto es debido a que efectivamente el vino surgió del cupaje de dos barricas diferentes que habían desarrollado su identidad propia.

    -Quizás si repitiera la cristalización, esas fuerzas ahora surgirían unidas, ya que ha pasado más tiempo – me comenta. Pero pienso en mi interior, que las fuerzas que han nacido con entidad propia, no creo que los años las puedan llegar a integrar. Convivirán y darán un resultado diferente, la unión hace la fuerza dicen, pero siempre conservando su paralelismo.

    -Todos tenemos un cuerpo, el físico, el vital, pero alrededor tenemos algo que va más allá, una energía – dice bajito.

    -Es el aura, interpretado en campos magnéticos – le digo riendo.

    Vida propia dentro y fuera del cuerpo que la contiene. Curiosidad infinita.

    -¿Sabes que en Alemania se están empezando a hacer ciertos análisis con tejido humano para detectar posibles enfermedades? – prosigue. Y la verdad es que lo desconozco, pero simplemente se me ha abierto un poquito más la curiosidad por este apasionante mundo.

     

    [aesop_timeline_stop num=»Cristalización y sensibilización» title=»Cristalización y sensibilización»]

     

    Escribo mis últimas líneas encantada de ver cómo aunque Iago es el protagonista, dos mujeres giran alrededor de mi narración. Energía femenina que mueve el mundo.

    Hago una última reflexión y me digo a mi misma, que por un lado resulta indispensable creer en la intuición, en la sensibilidad y en las energías que mueven el mundo. Y por el otro, parece que resulta más fácil sentarse, esperar, y si algo va mal, culpar al cosmos.

    Así que después de todo creo que es mucho más efectivo intentar entender el idioma de ese cosmos, saber cómo podemos ser capaces de interactuar con él y generar nuestro propio campo de fuerzas magnéticas. Segura de ser capaz de convertir lo negativo en positivo.