Autor: The Conversation

  • La paradoja del nitrato: ¿Por qué hace que las verduras sean sanas pero el beicon no?

    La paradoja del nitrato: ¿Por qué hace que las verduras sean sanas pero el beicon no?

    Hace dos años empecé mi doctorado, centrado en algunos efectos que tiene el nitrato de la dieta en el cuerpo humano. Desde entonces me he dado cuenta de la confusión que existe en torno a este compuesto y su relación con la salud, lo que deriva en malinterpretaciones.

    Las redes sociales están llenas de mensajes como estos:

    “Nuevo estudio de 2018: Todas las verduras marcadas en amarillo contienen más nitrato que las carnes procesadas. Por ejemplo, las espinacas contienen diez veces más nitrato”.

    “¡Ten cuidado con dar demasiadas verduras a tus hijos! Una sobredosis de nitrato es una cosa seria”.

    El primer tuit compara el nitrato presente en las verduras de forma natural con las sales de nitrato que se añaden a las carnes procesadas. Sin embargo, el primero tiene efectos positivos sobre el cuerpo, mientras que el segundo los tiene negativos.

    El segundo retuit podría incentivar a los padres a no darles suficientes verduras a sus hijos como parte de una alimentación sana. Esto es un problema: tanto las verduras como las frutas contienen nitrato, pero ambas son buenas para la salud. De hecho, la evidencia científica apoya el consumo de estos alimentos en gente de todas las edades, lo que incluye niños, siempre y cuando se respeten las recomendaciones actuales, sobre todo de vegetales con un alto contenido de nitrato en bebés destetados. En España, la Agencia española de Consumo, Seguridad alimentaria y Nutrición establece estas recomendaciones para bebés y niños de corta edad.

    Con respeto a esto, echemos un vistazo a los consejos del “plato para comer sano” de Harvard, basado en investigaciones científicas (Figura 1):

    Publicaciones de Salud de Harvard

    Una sección dice que “mientras más vegetales y mayor variedad, mejor”, y otra recomienda comer “muchas frutas, de todos los colores”. Además, pide evitar el beicon (bacón, panceta o tocino), los fiambres y otras carnes procesadas.

    El nitrato puede ser bueno o malo

    Curiosamente, el responsable de estas diferencias para la salud que existen entre verduras y carnes procesadas es, en parte, el nitrato.

    Las sales de nitrato añadidas a carnes como conservante están asociadas al cáncer y otras enfermedades. Sin embargo, más del 80% del nitrato que ingerimos viene de verduras y frutas, consideradas anticancerígenas y promotoras de una mejor salud y longevidad.

    De hecho, el nitrato de las verduras y frutas se convierte en óxido nítrico en el cuerpo con la ayuda de la microbiota oral, como expliqué en mi artículo anterior. Este disminuye la tensión sanguínea, aumenta el rendimiento deportivo, mejora la función endotelial, y podría revertir el síndrome metabólico y tener efectos antidiabéticos.

    Por el contrario, las carnes procesadas se consideran cancerígenas, en parte, por la formación de compuestos N-nitrosos a partir del nitrato añadido. Carnes procesadas incluyen el beicon, el jamón serrano, el chorizo, los perritos calientes y la carne enlatada.

    A estos productos se les añade nitrato en forma de sal para prevenir el crecimiento de bacterias que puedan causar enfermedades. También para crear el típico color rojo o rosa y modificar su sabor. El nitrato por sí mismo no tiene estos efectos, pero modificaciones bacterianas y químicas sobre el nitrato añadido en la carne resultan en la formación de otras moléculas.

    Las bacterias en la carne reducen el nitrato a nitrito. Ese nitrito reacciona con otras moléculas como hemoglobina, aminas y amidas para formar óxidos de nitrógeno, como óxido nítrico, y compuestos N-nitrosos. Estos procesos están favorecidos por el ambiente ácido, fruto del metabolismo de microorganismos en la carne, y el calor generado durante la cocción.

    Unsplash, CC BY

    La doble cara de los conservantes

    Los óxidos de nitrógeno matan a las bacterias y previenen su crecimiento y su acumulación, lo que retrasa la podredumbre de la carne. Sin embargo, los compuestos N-nitrosos son carcinógenos para nuestras propias células. Es decir, pueden dañar nuestro ADN mediante daño oxidativo y provocar cáncer. El compuesto N-nitroso más conocido es la N-nitrosamina, que resulta de la reacción del nitrito en la carne con aminas. Esta molécula se considera carcinógena incluso en dosis bajas.

    Parte del nitrato añadido a la carne no se convierte en otras moléculas, sino que permanece en forma de nitrato. La pregunta que surge es si este nitrato tiene efectos positivos como el de los vegetales. Aquí es cuando entra en juego la diferencia entre carnes y verduras.

    Las verduras tienen un alto contenido y variedad de antioxidantes y polifenoles, los cuales previenen la formación de compuestos N-nitrosos en el cuerpo. Un ejemplo es la vitamina C, que estimula la formación de óxido nítrico.

    Por el contrario, la presencia de amidas y aminas y la falta de antioxidantes en carnes estimulan la formación de compuestos N-nitrosos en el estómago. De hecho, se observó que consumir perritos calientes una o más veces a la semana estaba asociado con índices superiores de cáncer cerebral pediátrico, especialmente en niños con bajo contenido de vitaminas en sus dietas.

    Vegetales como las fresas, el ajo y las coles son capaces de limitar la cantidad de compuestos N-nitrosos detectados en la orina humana tras el consumo de pulpo seco, rico en aminas, en combinación con una sal de nitrato.

    Además, los vegetales no solo previenen la formación de estos compuestos sino que limitan el daño que puedan causar una vez formados. Por ejemplo, varias frutas previenen el daño en el ADN causado por compuestos N-nitrosos en modelos de animales. Las espinacas, ricas en nitrato, también protegen las células sanguíneas de ratas de daño oxidativo.

    Hay que comer verduras y frutas

    El equilibrio óptimo entre diferentes moléculas de plantas y compuestos N-nitrosos se desconoce. Altas concentraciones de polifenoles, por ejemplo en forma de suplemento, pueden aumentar el daño en vez de prevenirlo. No obstante, la literatura científica muestra que quienes consumen una mayor cantidad de verduras y frutas viven más tiempo y tienen menos enfermedades, incluido el cáncer.

    En conclusión, el nitrato de frutas y verduras promueve la salud humana y parece ser otra razón, para consumirlas más a menudo. La combinación de antioxidantes y polifenoles en estos vegetales previene la formación de compuestos N-nitrosos y el daño que causan, lo que nos permite obtener los beneficios del nitrato sin sufrir efectos negativos. Es probable que, en el futuro, la ingesta diaria recomendada de nitrato (3.7 mg/kg de peso) cambie para diferenciar el vegetal del añadido. Hasta entonces, se sugiere consumir dicha cantidad de fuentes vegetales.The Conversation

    Bob T. Rosier, PhD Student, Fisabio

    Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

  • La ley seca y el origen de los cócteles artesanales modernos

    La ley seca y el origen de los cócteles artesanales modernos

    Con Estados Unidos en medio de un floreciente movimiento de cerveza artesanal y de bebidas espirituosas artesanales, es fácil olvidar que la Prohibición fue una vez la ley de la tierra.

    Hace cien años, el 16 de enero de 1919, Nebraska se convirtió en el estado número 36 de los 48 del país en ratificar la 18a Enmienda, alcanzando el umbral requerido de los tres cuartos.

    La ley prohibía la producción de bebidas que contuvieran más de la mitad del 1 por ciento de alcohol. Las cervecerías, bodegas y destilerías en todo Estados Unidos fueron cerradas. La mayoría nunca volvió a abrir.

    La Prohibición puede estar muerta desde hace mucho tiempo, pero los fanáticos y los cócteles que generó todavía están con nosotros. Gran parte del licor de contrabando de esa época te revolvía el estómago. La necesidad de hacer que ese alcohol malo fuera bebible, y de proporcionar a los compradores un lugar discreto para consumirlo, creó un fenómeno que aún vive en el movimiento de cócteles artesanales de hoy en día.

    Para bien o para mal, la prohibición cambió la forma en que bebían los estadounidenses y su impacto cultural nunca ha desaparecido.

    Los contrabandistas se ponen creativos

    Durante la Prohibición, la principal fuente de consumo de alcohol fue el alcohol industrial, el que se usa para fabricar tinta, perfumes y combustible para ir de acampada. Con 1 galón de alcohol industrial (3,7 litros aproximadamente) se pueden hacer cerca de 3 galones (11,3 litros) de ginebra o whisky falsos.

    Los autores de la Ley Volstead, la ley promulgada para llevar a cabo la Enmienda 18, habían anticipado esto: requería que el alcohol industrial fuera desnaturalizado, lo que significa que ha sido adulterado con sustancias químicas que lo hacen inadecuado para beber.

    Los contrabandistas se adaptaron rápidamente y descubrieron formas de eliminar o neutralizar estos adulterantes. El proceso cambió el sabor del producto terminado, y no para mejor. A pesar de la mala calidad, se pensaba que alrededor de un tercio de los 150 millones de galones de alcohol industrial producido en 1925 se habían desviado al comercio ilegal de alcohol.

    La siguiente fuente más común de alcohol durante la Prohibición fue el alcohol destilado en alambiques ilegales, que producen lo que se conoce como licor de luna. Al final de la Ley seca, la Oficina de la Prohibición incautaba casi un cuarto de millón de alambiques ilegales cada año.

    Los oficiales del alguacil del Condado de Orange descargan alcohol ilegal en Santa Ana, California, en esta fotografía de 1932.
    Orange County Archives, CC BY

    El alcohol casero de esta época era áspero. Casi nunca se envejecía en un barril y la mayoría de los destiladoes ilegales intentaban imitar los sabores mezclando ingredientes sospechosos. Descubrieron que podían simular el bourbon agregando ratas muertas o carne podrida a la luz de la luna y dejándolas reposar durante unos días. Hicieron ginebra agregando aceite de enebro al alcohol crudo, y lo mezclaban con creosota, un antiséptico hecho de alquitrán de madera, para recrear el sabor ahumado del whisky escocés.

    Sin embargo, con pocas alternativas al alcance, estas versiones dudosas de bebids espirituosas familiares tenían una gran demanda.

    Los contrabandistas preferían comerciar con licores que con cerveza o vino porque una botella de ginebra o whisky podría tener un precio mucho más alto que una botella de cerveza.

    Antes de la Prohibición, los destilados representaban menos del 40 por ciento del alcohol consumido en Estados Unidos. Al final del «noble experimento», las bebidas alcohólicas drepresentaban más del 75 por ciento de las ventas de alcohol.

    Enmascarando los sabores asquerosos

    Para hacer que el licor fuerte estuviera bueno, los bebedores y los camareros los mezclaban con varios ingredientes que a menudo eran dulces.

    La ginebra fue una de las bebidas más populares de la era porque, por lo general, era la bebida más simple, más barata y más rápida de producir: ¡Tome un poco de alcohol, dilúyalo con agua, agregue glicerina y aceite de enebro y listo!

    Por esta razón, muchos de los cócteles creados durante la Prohibición se hacían con ginebra. Las creaciones más populares de la época incluyeron los Bee’s Knees, una bebida a base de ginebra que usaba miel para defenderse de esos sabores funky, y el Last Word, que mezclaba la ginebra con Chartreuse y el licor de cereza marrasquino y del que se dice que se creó en el Detroit Athletic Club, en 1922.

    El ron fue otra bebida popular duarnate la Prohibición, con enormes cantidades introducidas de contrabando en el país, desde países del Caribe, a través de pequeñas embarcaciones capitaneadas por «corredores de ron«. El Mary Pickford, por ejemplo, fue un cóctel inventado en la década de 1920 que usaba jugo de toronja y ron.

    La cocteleria también se convirtió en una parte importante del entretenimiento en el hogar. Con menos cerveza y vino disponibles, la gente organizaba cenas con cócteles creativos. Algunos incluso prescindieron de la cena, organizando glamurosas fiestas de cócteles.

    Nace un nuevo movimiento

    A finales de la década de 1980, los camareros y restauradores más emprendedores trataron de recrear el ambiente de la época de la Prohibición, con cócteles creativos servidos en salones con poca luz.

    El moderno movimiento de cócteles artesanales en América probablemente se remonta a la reapertura del legendario Rainbow Room en el Rockefeller Center de Nueva York en 1988. El nuevo bartender, Dale Degroff, creó una lista de cócteles llena de clásicos de la época de la Prohibición, junto con nuevas recetas basadas en ingredientes y técnicas atemporales.

    Casi al mismo tiempo, en la ciudad de Odeon,  Toby Cecchini -propietario de un bar- creó Sex and the City, un vodka martini con zumo de arándanos, zumo de limón y triple seco.

    David Rockefeller se une a las chicas de los cigarrillos en la gala para celebrar la reapertura de Rainbow Room en el Rockefeller Center, Nueva York, el 10 de diciembre de 1987.
    AP Photo/Susan Ragan

    Nacía un movimiento: los camareros se convirtieron en superestrellas y las cartas de cócteles se expandieron con nuevas bebidas con ingredientes exóticos, como el Lost in Translation, una versión del Manhattan con whisky japonés, vermut artesanal y sirope de azúcar con sabor a champiñones, o el Dry Dock, un gin fizz hecho con amargos de cardamomo, jarabe con aroma a lavanda y toronja.

    En 1999, el legendario barman Sasha Petraske abrió Milk & Honey como alternativa a los bares ruidosos con cócteles mal hechos. Petraske quería un bar tranquilo con bebidas de clase mundial, donde, de acuerdo con el código de conducta para los clientes, no habría «gritos u otros comportamientos ruidosos», «los caballeros no se presentan a las damas» y «los caballeros se quitan sus sombreros «.

    Petraske insistió en los licores y mixers de la más alta calidad. Incluso el hielo fue personalizado para cada cóctel. Muchos de lo que ahora son clichés en los bares de cócteles artesanales (grandes y duros cubitos de hielo, camareros con corbatas eduardianas, reglas de entrada y de servicio) se originaron en Milk & Honey.

    Muchos de los primeros bares que se apuntaron al espíritu del cóctel artesanal emularon las palabras de la época de la Prohibición. La idea era hacer que parecieran especiales y exclusivos, y algunos de los nuevos speakeasy incorporaron cosas como exigir a los clientes que entraran por detrás de librerías o por cabinas telefónicas. Estaban destinados a ser lugares donde los clientes pudieran apreciar la bebida, no a la banda ni la comida.

    Por suerte, el bebedor de hoy no tiene que preocuparse por el licor añejo: la industria de la destilación artesanal proporciona licores que se pueden disfrutar en cócteles o que simplemente se beben en abundancia.

    Jeffrey Miller, profesor asociado y coordinador de programas, gestión de Hospitality, Universidad Estatal de Colorado

    Este artículo se ha publicado originalmente en The Conversation bajo una licencia de Creative Commons. Lea el artículo original.