Categoría: Crónicas del sacacorchos

  • Geometría vínica

    Geometría vínica

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    [aesop_timeline_stop num=»Fácil de querer» title=»Fácil de querer»]

     

    [ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]Y[/ms_dropcap]a no recuerdo la primera vez que una de estas imágenes, de inigualable belleza, se cruzó en mi camino. Las encontré casi mágicas, sin saber exactamente lo qué eran o lo qué representaban, pero por algún motivo, otro tema ocupó ese lugar y quedaron en el olvido un tiempo. Fue hace casi dos años cuando volvieron a aparecer en la etiqueta de un vino de esos que tocan el alma. Su nombre Ollos de Roque de Fazenda Agrícola Augalevada, liderado por Iago Garrido y Lili, su incondicional soporte (y compañera). Su origen Ribeiro, coupage de variedades que conviven en la viña: godello, treixadura, loureira, lado y algo de albariño. En alguna ficha de cata leí algo como fácil de entender, pero creo que se equivocaron al escribir y querían decir, fácil de querer. Y lo digo conscientemente. Los humanos valoramos por encima de muchas cosas la sinceridad y la honestidad, y bajo esos parámetros solo puedes enamorarte y dejarte llevar. Pues de este modo me enamoré de Iago, de Lili, de su verde gallego intenso, de la lluvia que cubría el balcón dónde probamos sus vinos y de la etiqueta de ese vino, en la que la protagonista era una cristalización sensible.

     

     

     

    [aesop_timeline_stop num=»La belleza de lo geométrico» title=»La belleza de lo geométrico»]

    Según explican aquellos que usan la cristalización sensible, esta es una técnica para estudiar la vitalidad de un alimento, en este caso hablamos de vino, pero podría ser cualquier otro. Permite distinguir su forma de cultivo, manipulación, así como revelarnos información de la tierra en la que se ha cultivado. No siempre, pero en muchos de los análisis realizados, el resultado visible en los casos de practicar agricultura ecológica o biodinámica, expresa una energía superior a la convencional.

    [aesop_character img=»https://www.foodundercover.us/wp-content/uploads/2018/04/ehrenfried-pfeiffer.jpg» name=»Erhenfried Pffeifer» caption=»19 Febrero de 1899 en Munich–30 November de 961 en Spring Valley» align=»left» force_circle=»off» revealfx=»off»]

    Es una técnica que data de entre 1930-1940 y que fue investigada por el doctor Erhenfried Pffeifer, bioquímico alemán, que comprobó que mezclando unas gotas de la sustancia a analizar (tierra, vegetal, etc) con cloruro de cobre (en forma de sal) y agua destilada, el líquido se cristalizaba y formaba una serie de formas que revelaban la vitalidad de la formación. Pffeifer, fue amigo y alumno de Rudolf Steiner, fundador de las bases de la agricultura biodinámica, y se preguntó continuamente si sería posible desarrollar un método que experimentara y permitiera estudiar el mundo de la vida, aquello existente en el mundo físico, etérico o astral.

     

    [aesop_timeline_stop num=»¿En qué consiste la técnica?» title=»¿En qué consiste la técnica?»]

    El análisis consiste en dejar macerar parte de la substancia (o un extracto del tejido) en caso de sólido (en líquido se puede poner directamente) y mezclarla con una solución salina de cloruro de cobre de aproximadamente el 30%. Esta mezcla se deshidrata en una cámara (habitación) totalmente regulada, aislada de cualquier tipo de perturbación mecánica, en donde se mantiene con temperatura y humedad totalmente controlada y estable.

    En estas condiciones, la placa de cristalización se deshidrata y el cloruro de cobre cristaliza, formando un dibujo, que se denomina imagen de cristalización. La disposición geométrica de las moléculas que se solidifican, muestran una imagen de estructuras, las cuáles están en relación directa con las vibraciones, las fuerzas y las energías que han actuado sobre el elemento analizado.

    Según Marie-Françoise Tesson y Magarethe Chapelle, las dos científicas que lideran la investigación en este campo y de las que hablaremos más adelante, la interpretación, de este resultado científicamente, tiene la capacidad de detectar si un producto está sano, si está equilibrado, las condiciones que lo han configurado, etcétera.

     

    [aesop_timeline_stop num=»¿Quién y qué nos dice de nuestro vino?» title=»¿Qué nos dice de nuestro vino?»]

     

    Desde el punto de vista del viticultor, sería posible entonces contrastar la calidad vital de su terreno, conocer cómo pueden envejecer sus vinos dependiendo de ciertos parámetros, cómo han incidido las temperaturas en sus elaboraciones (maceraciones, fermentaciones, etcétera). Aunque es un análisis que se hace a posteriori, su conocimiento permitiría predecir, en cierta manera, el futuro y saber cómo se podría obtener más calidad en las elaboraciones y saber qué condiciones son las óptimas para que el vino se exprese al máximo.

    [quote]Los estudios de Marie-Françoise Tesson demuestran que hay una diferencia muy grande en la forma de los cristales entre los diferentes tipos de agricultura (intensiva y ecológica) [/quote]

    Quién pone nombre a las cristalizaciones del mundo vinícola actual es la enóloga Margarethe Chapelle. Después de estar trabajando en esta técnica, centrada en los vinos, durante 10 años, se considera un referente en estos análisis. Desde su laboratorio, en Puys L’Eveque en Cahors (Francia), dispone de unas instalaciones con las mejores condiciones para trabajar esta vertiente. Su página Oenocristal, es visitada por muchos expertos para recibir asesoramiento. Tal como ella misma comenta, después de 21 años de experiencia en la morfocristalización, le permite establecer un perfil preciso del vino, de la viña y el suelo.

    Pero si hablamos de especialistas en la materia, hay un nombre que no podemo olvidar: Marie-Françoise Tesson. Después de 25 años de experiencia en el campo, es considerada una de las expertas en cristalización sensible vegetal y animal. Sus estudios han perfeccionado el procedimiento y su trabajo demuestra cómo hay una diferencia muy grande entre los diferentes tipos de agricultura (intensiva y ecológica). En una de sus obras publicadas,  Cristaux sensibles,  explica todos los detalles que se pueden observar en esa imagen: textura (en función de las líneas que surjan finas o gruesas), estructura (según la intensificación del centro) y relieve (lo encontramos en la forma de las ramificaciones). Hay 4 figuras tipo: hoja, raíz, flor y fruto. En la cristalización, se forman dos fuerzas predominantes: las que provienen del cosmos (la luz, que no se ve) y las que surgen de la tierra.

     

    [aesop_timeline_stop num=»La cristalización de Ollos de Roque» title=»La cristalización de Ollos de Roque»]

     

     

    Y después de todo esto, ¿qué hacemos con la imagen de Iago? Le escribo y le digo déjame ver la cristalización de tu etiqueta, y sin ningún tapujo me lo envía todo y quiero decir todo y todo: fotos, informes e incluso la factura (la autenticidad de los gallegos me puede). Me explica que decidió hacer la cristalización después de asistir a un curso en Madrid organizado por la Asociación Española de Agricultura Biodinámica. No había nada específico que le moviera a hacerlo, simplemente creía en ello y las circunstancias fueron las idóneas.

    Ha creído y practicado biodinámica desde el principio. Entre colegas, y en broma, le llaman el talibán. Será porque tiene las ideas claras que me gusta tanto. Esta siempre ha sido su filosofía, pero es plenamente consciente que como es él quién hace todo el trabajo, en algunas tareas, las que considera menos importantes, trabaja en luna “pudiente” (es decir cuándo se puede, hay que ser realistas). Las podas y las labras las respeta a raja tabla, pero con los deshojes y las siegas es algo más permisivo. Los preparados los intenta hacer él, y cuando no llega le pide ayuda a David Baixas en Aiguamúrcia (Tarragona). La vendimia también es crucial, pero en Galicia ya se sabe, manda un poco el tiempo.

    Llegó al laboratorio de Margarethe Chapelle a través de la recomendación de Jordi Querol de Dreiskel, y pensó que era una broma cuando le dijeron que el precio era 90€ por análisis. Una pieza tan crucial y que puede aportar tanta información, ¿cómo puede tener un coste tan bajo? Curiosidades de la vida.

    En cuanto al resultado del informe, todo muy acertado: a los vinos les costó de acabar la fermentación, alguno incluso enlazó con la maloláctica, el estudio revelaba que había una parte del viñedo que tenía más insolación que el resto y era totalmente cierto, algo de falta de nitrógeno en el suelo (cosa que está intentando corregir) y que eran vino largos y longevos.

    Es un análisis diferente, no tan cuantitativo, es como ser capaces de observar la realidad desde diferente puntos de vista y hacerlos complementarios.

    Su 2015 ya está en el mercado, y las nuevas añadas tendrán más lado y agudelo que está replantando. Me cuenta como curiosidad que si miro la cristalización del 2014, se revelan dos fuerzas, como si en ella convivieran dos vinos diferentes que se hubieran unido después de tener su propia personalidad. Esto es debido a que efectivamente el vino surgió del cupaje de dos barricas diferentes que habían desarrollado su identidad propia.

    -Quizás si repitiera la cristalización, esas fuerzas ahora surgirían unidas, ya que ha pasado más tiempo – me comenta. Pero pienso en mi interior, que las fuerzas que han nacido con entidad propia, no creo que los años las puedan llegar a integrar. Convivirán y darán un resultado diferente, la unión hace la fuerza dicen, pero siempre conservando su paralelismo.

    -Todos tenemos un cuerpo, el físico, el vital, pero alrededor tenemos algo que va más allá, una energía – dice bajito.

    -Es el aura, interpretado en campos magnéticos – le digo riendo.

    Vida propia dentro y fuera del cuerpo que la contiene. Curiosidad infinita.

    -¿Sabes que en Alemania se están empezando a hacer ciertos análisis con tejido humano para detectar posibles enfermedades? – prosigue. Y la verdad es que lo desconozco, pero simplemente se me ha abierto un poquito más la curiosidad por este apasionante mundo.

     

    [aesop_timeline_stop num=»Cristalización y sensibilización» title=»Cristalización y sensibilización»]

     

    Escribo mis últimas líneas encantada de ver cómo aunque Iago es el protagonista, dos mujeres giran alrededor de mi narración. Energía femenina que mueve el mundo.

    Hago una última reflexión y me digo a mi misma, que por un lado resulta indispensable creer en la intuición, en la sensibilidad y en las energías que mueven el mundo. Y por el otro, parece que resulta más fácil sentarse, esperar, y si algo va mal, culpar al cosmos.

    Así que después de todo creo que es mucho más efectivo intentar entender el idioma de ese cosmos, saber cómo podemos ser capaces de interactuar con él y generar nuestro propio campo de fuerzas magnéticas. Segura de ser capaz de convertir lo negativo en positivo.

  • Bajo el campanile de San Marco

    Bajo el campanile de San Marco

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    [ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]I[/ms_dropcap]talia, cuna del renacimiento no es sólo una increíble cultura base de la civilización actual ni unas ciudades con un patrimonio histórico asombroso, sino también una incontable sucesión de placeres para todos los sentidos, desde lo visual pasando por el intelectual y, cómo no, el gastronómico. Uno de los mayores placeres que nos ofrece Italia es su cocina. En ella encontramos con facilidad múltiples formas de comer arraigadas en cada sus de sus zonas, en definitiva, una gastronomía inequívocamente cultural, que se concreta en la transmisión de una forma de entender la cocina de generación en generación. Como por ejemplo en Nápoles y su famosa pizza.  O el cuidado y esmero que ponen en todas las trattorias. Esa pasión y cuidado por el producto, en su mayor parte local. Ese ansiado kilómetro cero muy presente aquí, y que tanto se busca en otros lugares. Por este motivo, comer en Italia puede ser muy barato, fácil y simple. Con la pasta por bandera, son menos conocidos, a caso por el viajero medio, la devoción de los italianos por el porcino  y por una gran variedad de fiambres. O el queso, desde aquellos de pasta prensada como los pecorino o los de pasta lavada como el taleggio, o delicias como la ricotta, el gorgonzola o mi queridísima scamorza afumicatta. En otras regiones son abundantes las frituras y un sinfín de platos vinculados al mar. Otro de sus puntos fuertes son sus vinos. De larga tradición vinícola, fueron los griegos lo que trajeron las vides. La vinificación en la península itálica se data desde 500 años antes de cristo, por lo que es una de las regiones más antiguas en la producción de vino. Una visita por sus famosas zonas del sur, como Calabria, Campagna o la insular Sicilia hasta las más septentrionales como Toscana, Piemonte, Emilia-Romagna o el Veneto, son la muestra inequívoca.

    Tras una visita a Venecia, lugar de peregrinaje internacional, me quedé con un amargo sabor de boca que se salvó sobre la bocina. He disfrutado mucho en mis últimos viajes a este país, haciéndome hueco más en lugares frecuentados por lugareños que en restaurantes de gran renombre. Tengo la mala costumbre de visitar aquellas trattorias que il popolo llena sin piedad. Es la mejor manera de llevarse sorpresas como en Verona, donde de aperitivo, mientras esperas, te sirven tagliere de mortadela di Bologna en papel como es tradición. Es habitual en toda Italia sentarse a la mesa y compartirla con otras personas, así que no se extrañen si en una trattoria los sientan con más personas, y disfruten.

    [quote]En Venecia, masificada por el turismo y convertida en una especie de Disneyworld, es mucho más complicado encontrar un lugar auténtico donde comer, excepto en los bacari[/quote]

    Pero esto en Venecia, masificada por el turismo todo el año y convertida en un especie de Disneyworld del disfraz, es mucho más complicado. Las trattorias y las osterías no tienen, desgraciadamente, el nivel habitual en otras zonas de Italia. Además, el precio medio para comer raya en lo insultante, y de nuevo muy por encima de lo que es moneda corriente en Milán o Florencia, por poner el ejemplo con dos ciudades que también son muy turísticas. Pero vaya, en Barcelona muchos turistas deben tener la misma sensación de que están pagando de más, en cuanto se sientan en cualquier local de las Ramblas.  La diferencia en Venecia es que allí es casi toda la ciudad.

    Y digo casi toda porque por suerte pervive un último reducto, un bastión, los últimos de los mohicanos de una larga tradición que aun conserva Venecia: los bacari. El término bacaro una derivación de Baco, el dios del vino. Según otra teoría este también procede de far bàcara que en Venecia significa hacer fiesta o celebrar.

    [quote]’Far bacara’ significa hacer fiesta o celebrar, y es probable que de ahí venga el nombre de bacaro, aunque el nombre también guarda relación con el el dios Baco[/quote]

    Los bacari son tabernas donde se reúne la gente para tomar una copa de vino y un aperitivo. Los cicchetti, normalmente en forma de pan, tostado o sin tostar, sobre los que se ponen una infinidad de cortes de embutidos, pescados como el bacalao o la típica sarde in saor. La fritura es también típica, una fritura a base de harina que guarda una estrecha relación con la andaluza. Sardinas enharinadas o calamares, fritura crujiente y poco aceitosa. Aunque también todo esto tipo empieza a ser difícil de encontrar en los bacari.

    En un principio, los bacari eran el lugares populares donde la gente se solía reunir a tomar una vaso de vino, la ombra, nombre que según otra teoría recibe gracias a los comerciantes de vino que hacían el giro d’ombra, o lo que es lo mismo, ir de bacao en bacaro para beber con los amigos un buen vaso de vino de la casa. También el vaso recibe este nombre, quzás por ser la ombra (la sombra) del cicchetto.  Estos elaboradores antaño, solían ir a la sombra del reloj de la piazza San Marco a refugiarse del sol. Aunque lo más probable sea que reciba este nombre porque sencillamente originalmente el vaso de vino se vendía por vendedores ambulantes que se situaban a  la sombra del campanario de San Marco para protegerlo del sol.  Sea como fuere una última teoría encontrada en el libro Cibi di strada (Stanislao Porzio, Guido Tommasi Editore, 2008) da un punto de vista muy interesante.

     

     

    [aesop_quote type=»block» background=»#000000″ text=»#ffffff» align=»center» size=»1″ quote=»Cocina callejera, aquí en Venecia, significa bacari. Estas bodegas, cuyo nombre deriva de Bacco, o de bacca (la sustancia enológica no cambia), tienen orígenes antiguos, y son la versión veneciana de la osteria-mescita del vino, locales populares, aunque más bien interclasistas, gracias al anticonformismo de los lagunari (lugareños). Lino Cucinella, en Veneto, Ricette raccontate (Veneto, recetas contadas), nos ofrece también una versión distinta de la etimología de la palabra bacaro, que tendría su origen en 1866. En el año en que se unieron finalmente al Reino de Italia, los venecianos tenían que pagar las consecuencias: el vino que provenia de Istria y de Dalmacia, habituales en las cantinas de la Serenissima, apareció gravado con aranceles aduaneros. Este suceso dio fortuna a un comerciante de Trani, que empezó a introducir en una osteria de Rialto los vinos de su tierra a precios interesantes. Allí sí que se podía hacer juerga -en veneciano, “bacara”. Así, el vino de Puglia se habría convertido por antonomasia en “vin da bacaro” y en “bacari” las tiendas que lo vendían.<br />
    Sea cierta o falsa la etimología, en la era del fast food los bacari han disminuido en número, deslucidos por panaderías y pastelerías, y han sufrido cambios que los han deslumbrado o atenuado. Los locales están más buscados, algunos hasta el punto de convertirse en auténticos restaurantes, abandonando la fórmula del "spuntino" o pausa rápida [(spuntino es una palabra italiana que sería equivalente a picar algo, normalmente rápido, entre el trabajo).]. Aquellos que quedan, por fortuna del viajero, están normalmente desviados del flujo migratorio de los turistas en masa. Hay que buscarlos. Pero vale la pena, porqué ofrecen un banco con mostrador de vinos, unos buenos surtidos de cicchetti tradicionales y mesas de madera desnuda donde apoyar los vasos, y los codos cansados, mientras se charla con los amigos de toda la vida o nuevos conocidos. Hoy, los vinos están casi siempre embotellados, una opción mínima de entre 4 y 6 tintos y otros tantos blancos.<br />
    » cite=»Cibi di strada (Stanislao Porzio, Guido Tommasi Editore, 2008)» parallax=»off» direction=»left» revealfx=»off»]

    Hoy en día los bacari han evolucionado hacia una taberna de vinos donde se pueden beber a copas o por botellas cualquier vino del Veneto o de cualquiera de las otras denominaciones de Italia. También, si uno tiene suerte, la ombra o vaso de vino de la casa se sigue sirviendo en algunos lugares. Los visitantes más afortunados suelen descubrir estos bacari, pero son lugares para la gente de los sestieri (los barrios de Venecia). Es entrañable ver entrar grupos de vecinos, pedir sus copas de vino, charlar con los dueños y marchar a los pocos minutos. Un ir y venir de venecianos, durante todo el día.