Vinos, amigos y viceversa

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[ms_dropcap color=»#dd3333″ boxed=»no» boxed_radius=»8″ class=»» id=»»]D[/ms_dropcap]icen que quién tiene un amigo, tiene un tesoro y la verdad es que tienen toda la razón. Pero a los amigos hay que cuidarlos, mimarlos, entenderlos y de vez en cuándo también llevarles un poco la contraria. En mi vida me he encontrado gente maravillosa allí adonde he ido, aunque algún que otro elemento cargante también se ha cruzado en mi camino, pero por lo general estoy más que satisfecha con lo que llevo recopilado en la mochila que siempre llevo conmigo.

En el mundo en general, y en el del vino en particular, me he ido encontrando individuos maravillosos que me han abierto sus puertas, me han llenado las copas y me han hecho sentir parte de su familia. Me dicen algunos amigos que lo que encuentro es debido a la predisposición que tengo. Siempre estoy dispuesta a encontrarme algo bueno en el camino, y creo que en cierto modo, podrían tener razón.

Dicen que la manera de relacionarnos ha cambiado radicalmente desde hace unos años. La tecnología dicen algunos, los avances dicen otros. Pero en esta crítica, a veces un tanto vacía, llego a una conclusión clara: hay algunos -libres estéis de pecado- que prefieren quedarse en lo superficial. Es una opción está claro, pero a los que quieren buscar la esencia simplemente hay que saber dónde buscarla y cómo encontrarla. Quedarse en la superficie nunca es una opción, hay que indagar un poco más en aquello que nos parece interesante y cuándo menos lo esperas zas, aparece algo maravilloso. Poner excusas, también es algo muy del siglo XXI.

A quién buen árbol se arrima…

Me viene también a la memoria otro refrán que dice que a quién buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Así que entre un dicho y otro me encuentro escribiendo sobre amigos y conocidos, sobre conexiones y uniones, y evidentemente sobre vino y elaboraciones. ¿Por qué que hay más puro y fiel que la conversación que se genera con un amigo cuando compartes un vino? Es por ese motivo, que hoy amigo mío, si has compartido alguna copa conmigo en algún lugar, sabrás a qué grupo perteneces.

 

Y tú, ¿a qué grupo perteneces?

Sirulta RougeEl amigo jugoso, aquel que se presenta siempre en casa con un Siuralta Rouge de Vins Nus. El proyecto pertenece a Alfredo a Arribas en Siurana, Montsant. Un 90% de garnacha negra y 10% de trepat, aunque supongo que esto varía según la añada. Combinación de sabroso con un toque rústico, sólo para marcar algo más la personalidad, un punto que sobresale entre la jugosa fruta que nos llega desde el primer momento en la nariz. Natural, tranquilo y suculento. Sedoso y fresco, fruta roja crujiente y algo de fruta negra no demasiado madura, casi una sopa de fresas con un ligero toque de grosella negra. Llega sin pretender nada de manera evidente, pero gana terreno a cada paso que da. Se expresa abiertamente en cada frase que dice, no hay ningún filtro en su discurso, viene siempre un poco dispuesto a jugar.

 

Do Ferreiro Dous FerradosEl amigo cremoso, viene siempre acompañado de un Do Ferreiro Dous Ferrados de Bodegas Gerardo Méndez. 100% Albariño, 100% pura esencia, 100% Rias Baixas. Y entonces vienen los incrédulos que dicen: ¿Un albariño el amigo cremoso? Pues sí señores o ¿no existe un postre que se llama lemon pie? ¿No nos hace salivar de manera inmediata esa suave crema de limón con el toque dulce del merengue? Pues él llega así, ácido, eléctrico, vivo, pero pasando 8 meses en barrica de roble de 500litros que lo hacen adquirir una suavidad extrema y una elegancia inédita. En él encontramos algo tradicional, pero es aquella pequeña pincelada que a veces nos ayuda a situarnos en nuestro origen. Eso no le hace ser ni mucho menos auténtico, encontramos a alguien con una visión de la vida muy amplia, no sé asusta ante cualquier de nuestros problemas, sólo nos pide un poco de tiempo para entendernos mejor. Carismático y casi centenario en su comportamiento, pero sabio, muy sabio.

 

Las Alegrías Pago Carrascal Al amigo alegre y chisposo, no podía aparecer con otra cosa que no fuera Las Alegrías Pago Carrascal de Alba Viticultores. Esa gracia andaluza, ese que me hace sacar mi acento, herencia de mi abuela paterna. Ese que siempre viene con un humor crispy y que no le importan las etiquetas, viene catalogado como vino de mesa porque se escapa de cualquier regla. Empezarías con él, pero sabes también que acabarías con él. Pero no creas que no tiene personalidad por ser gracioso y chisposo. La tiene y es tan arrolladora que te va a conquistar con su especial gracia. Decían que la palomino fino era una variedad de quilos sin personalidad, y el problema -quizás- es que faltaba la visión de ver más allá de lo superficial. Esos ojos que sólo fisgonean la primera capa ligeramente y miran pero no observan. A todos aquellos que tenéis esos ojos, habéis perdido media vida delante de vosotros. El origen de mi amigo alegre no podía provenir de otro lugar que no fuera una viña que se llamara Las Alegrías. Creo que poco más a añadir.

 

VitalAl amigo que siempre queremos a nuestro lado, aquel fiel y sensible que se sienta con nosotros en un mal día, en un momento complicado, pero también nos acompaña a bebernos la noche cuando es el momento. Ese amigo siempre llega acompañado de un Vital, un vino elaborado por Carles Llarch -el maestro de las ánforas-, i Josep Queralt, el maestro del sumoll. No hay ninguna bodega oficial que acoja a este pequeño milagro que nace sólo de la amistad. Así que del sentimiento más puro nace algo con una sensibilidad extrema. No busques reglas ni intentes analizarlo, él es así, diferente, algo discreto, algo incomprendido a veces, pero es sin llamar la atención -entre otros-, nuestro mejor amigo. Conseguir esos dos vértices en un espacio-tiempo concreto es casi un pequeño milagro de la naturaleza y nosotros, sin darnos cuenta, lo tenemos al alcance de nuestra mano.

Y al qué me quiera sorprender…

Y al amigo que me quiera sorprender, aquel que quiera ponerse a prueba y traerme algo diferente, que me venga y me traiga algo eléctrico y crujiente, fragante y con luz. Que esté vivo, que me traiga recuerdos de la niñez, y algunos de la adolescencia. Que conserve algo de tendencia ancestral, y sea profundo y a la vez loco. Que sea fino, y sea fiel al terreno que lo acoge. Que sea inquieto, y que siempre tenga evolución posible. Y si no sabes de lo que estoy hablando, si todo lo que te digo te suena más bien a chino, búscame y tomamos algo juntos. Después de un rato, lo entenderás todo.
Por cierto, a parte de las recomendaciones vinícolas, el resto de texto funciona casi igual si cambias la palabra amigos por vinos, así que daros un momento de reflexión, yo ya lo he hecho y aquí estoy.

 

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